El Gato de Navidad
Había una vez un pequeño gato llamado Miau que vivía en una caja de cartón en la vereda de una tienda. Cada día, veía cómo la gente pasaba apurada comprando regalos y decoraciones para la Navidad. Miau soñaba con tener un dueño que lo adoptara y celebrara juntos esa mágica fiesta. Él siempre decía para sí mismo:
"Si al menos alguien me viera y me adoptara, podría celebrar la Navidad y recibir regalos como los otros gatos."
Miau miraba con sus grandes ojos verdes cómo cada familia se alegraba al elegir su árbol y colgar luces brillantes. Un día, mientras soñaba despierto, una niña llamada Lucía pasaba con su mami.
"Mami, mirá ese gato en la caja, ¡es tan lindo!" - exclamó Lucía emocionada.
La mamá de Lucía se acercó a la caja y acarició la cabeza de Miau.
"Pobrecito, parece que está buscando un hogar. ¿No te gustaría llevarlo a casa, Lucía?"
Lucía brilló de alegría y se vio en un hogar con el adorable gato.
"¡Sí! ¡Por favor! Quiero que Miau celebre la Navidad con nosotras."
Así fue como, al día siguiente, Miau se encontró en el cálido hogar de Lucía, rodeado de luces y colores de Navidad. La familia lo recibió con abrazos y, por primera vez, Miau sintió amor.
"Gracias por llevarme a casa. Nunca imaginé que este día llegaría. ¡Celebremos juntos!" - dijo Miau mientras ronroneaba de felicidad.
La Navidad se acercaba y Lucía y su familia decoraron el árbol con adornos brillantes. Miau sentía que cada día era una nueva aventura, y ayuda a Lucía a colgar las esferas.
"Yo quiero ayudar, mami. Quiero darles alegría a todos."
Durante los días previos a la Navidad, Miau se dedicó a hacer pequeñas travesuras mientras los preparativos avanzaban. Subía a los árboles, revisaba las cajas con luces y se deslindaba entre los lazos y papeles de regalo.
El 24 de diciembre llegó, y con él, la gran cena familiar. Lucía se sentó en la mesa con sus padres.
"No puedo esperar para abrir mis regalos, mami. " - dijo Lucía con una gran sonrisa.
"¡Y no te olvides de Miau! Tal vez también tenga algo para él." - respondió con complicidad su mamá.
Miau, emocionado, había notado que el árbol estaba lleno de regalos que brillaban. Pero también decidió hacer algo especial. A un lado, había un pequeño paquete con un moño rojo que había encontrado en el piso del salón. Pensando en cómo alegrar el día, lo llevó cuidadosamente hasta Lucía.
"¡Mirá, Miau trajo algo!" - dijo Lucía divertida.
Curiosa, Lucía abrió el paquete y encontró un pequeño collar.
"¡Es hermoso! Miau, ahora serás el gato más elegante de la Navidad."
La niña le puso el collar a Miau, y él se sintió el gato más feliz del mundo. Pero en ese momento, sintió un deseo más profundo.
"Me gustaría compartir esta Navidad en lugar de solo recibir regalos. ¿Podemos hacer algo especial?"
"Claro, Miau. ¿Qué te gustaría hacer?" - respondió Lucía.
Miau tuvo una brillante idea. Recordó que había muchos otros gatos y perritos en la calle que no tenían un hogar.
"Podemos hacer una fiesta de Navidad para ellos. Así no sólo nosotros celebraremos, sino que también ellos se sentirán amados."
Lucía, entusiasmada, y sus padres acordaron organizar una fiesta de Navidad para todos los animales de la calle. Compraron comida, juguetes y muchas golosinas.
El día de la fiesta llegó y muchos amigos perrunos y gatunos se acercaron al hogar de Lucía. Miau los saludó emocionado:
"¡Feliz Navidad a todos! Ahora somos una gran familia. No hay mejor regalo que compartir."
Y así, el pequeño gato que soñaba con tener un hogar y celebrar la Navidad encontró no solo un lugar donde ser amado, sino también la alegría de dar y compartir.
Miau aprendió que la verdadera felicidad no viene solo de recibir regalos, sino de hacer felices a los que están a nuestro alrededor.
Desde ese día, cada Navidad fue una celebración no solo para Lucía y su familia, sino también para todos los animales de la calle. Miau se convirtió en el héroe de la Navidad, llevando amor y alegría a todos.
Y así, todos vivieron felices, porque cuando se comparte con el corazón, la magia de la Navidad nunca se apaga.
FIN.