El gato, la casa, el barrilete y la mariposa
En un tranquilo barrio de Buenos Aires, vivía un gato curioso llamado Simón. Simón era un gato blanco y esponjoso que adoraba explorar los rincones de su vecindario. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, vio algo brillante y colorido revoloteando en el cielo. Era una mariposa majestuosa que parecía bailar entre las nubes. Fascinado, Simón decidió seguirla.
"¡Espera, mariposa! ¡No te vayas tan rápido!" exclamó Simón mientras corría tras ella.
"¿A dónde vas, Simón?" preguntó su amiga la gaviota, quien lo observaba desde el techo de su casa.
"¡Voy tras la mariposa! Es tan hermosa y quiero descubrir a dónde me lleva" respondió Simón con entusiasmo.
"¡Ten cuidado, Simón! No vayas a perderte" advirtió la gaviota.
Pero Simón ya no escuchaba, estaba decidido a seguir a la mariposa. Continuó corriendo hasta llegar a un parque donde vio un espectáculo sorprendente. Un grupo de niños estaba volando barriletes, llenando el cielo con hermosos colores y formas. La mariposa se unió al espectáculo, revoloteando alrededor de los barriletes y agregando aún más belleza al paisaje.
"¡Qué maravilloso!" exclamó Simón, maravillado por el espectáculo.
"¡Hola, gato curioso!" saludó una hormiga que caminaba por el pasto. "¿Te gustan los barriletes?"
"¡Me encantan! Son tan coloridos y llenan el cielo de alegría" respondió Simón con una sonrisa.
"¡Puedes unirte a nosotros si quieres!" invitó un niño que estaba volando un barrilete.
Emocionado, Simón decidió aceptar la invitación y junto a los niños, la gaviota y la mariposa, comenzó a volar su propio barrilete. Mientras el barrilete se elevaba en el cielo, Simón se sintió parte de algo especial y se dio cuenta de que no hacía falta seguir a la mariposa para encontrar belleza y aventuras.
De regreso a casa, Simón compartió sus experiencias con sus amigos. La gaviota, la mariposa, la hormiga y los niños se maravillaron con sus historias, y juntos comprendieron que la verdadera belleza se encuentra en disfrutar de cada momento y en la compañía de los seres queridos.
Desde ese día, Simón dejó de perseguir a la mariposa e invitó a todos sus amigos a volar barriletes juntos, llenando el cielo con risas, colores y amistad.
FIN.