El Gato Pasta, la Naranja Verde y la Luna
En un pequeño pueblo llamado Villa Gatuna, vivía un gato muy especial llamado Pasta. Pasta no era un gato común y corriente, ya que su pelaje era de un color naranja brillante que resaltaba a kilómetros de distancia. Todos en el pueblo lo admiraban por su singularidad y lo querían de corazón.
Un día, Pasta decidió explorar los alrededores del pueblo y se adentró en un hermoso huerto de naranjas. Para su sorpresa, todas las naranjas eran de un inusual color verde brillante, lo que lo dejó boquiabierto. En ese momento, se encontró con una naranja verde que hablaba. Sí, así es, una naranja que hablaba. La naranja se presentó como Verde, la naranja verde, y le contó a Pasta que la razón de su color inusual era que provenía de un árbol mágico que solo daba frutos especiales.
Pasta y Verde se hicieron amigos al instante, y juntos descubrieron que la magia de las naranjas verdes tenía un propósito especial. Resulta que cada vez que una persona triste comía una de estas naranjas, la luz de la luna permitía que sus penas se convirtieran en alegría. Pasta y Verde, con la ayuda de la luna, recorrían el pueblo llevando alegría a quien más lo necesitaba.
Un día, la luna desapareció y con ella la magia de las naranjas verdes. Pasta y Verde estaban devastados, pero no perdieron la esperanza. Decidieron emprender un viaje en busca de la luna, superando muchos obstáculos y desafíos en el camino.
Finalmente, luego de un largo viaje, lograron encontrar a la luna atrapada en un enredo de estrellas. Con valentía y determinación, lograron liberarla y devolverla al cielo, restaurando la magia de las naranjas verdes. El pueblo volvió a llenarse de alegría y todos agradecieron a Pasta y Verde por su increíble hazaña.
Desde ese día, Pasta, Verde y la luna trabajaron juntos para llevar felicidad y esperanza a todos los corazones que lo necesitaban, recordando que la amistad, la valentía y la perseverancia pueden superar cualquier adversidad.
FIN.