El Gato Pelusas y Su Gran Miedo
En un pequeño vecindario, vivía un gato llamado Pelusas. Era un gato hermoso, con un pelaje suave y lleno de colores, pero había un secreto que lo atormentaba: le tenía miedo a los ratones.
Era un día soleado cuando Pelusas decidió que debía superar su miedo. Con un profundo suspiro, se paró frente a su espejo y exclamó:
"¡Hoy voy a ser el gato más valiente del mundo!"
Con su determinación en el pecho, salió de casa y se aventuró por el jardín. En el camino, se encontró con su amiga, la tortuga Pati.
"¿Adónde vas, Pelusas?"
"Voy a enfrentar a los ratones, ¡hoy es el día!"
Pati lo miró con sorpresa.
"¿Pero no te da miedo?"
"Un poco, pero sé que tengo que ser valiente para dejar atrás este miedo. ¡Voy a demostrar que puedo!"
Pati, entusiasmada, decidió acompañarlo. Juntos caminaron hasta el viejo granero, donde decían que habitaban muchos ratones. Pelusas podía sentir cómo su corazón latía más fuerte con cada paso que daban.
"Estoy un poco asustado, Pati..."
"No te preocupes, Pelusas. Estoy aquí contigo. Recuerda, si enfrentamos nuestros miedos, podemos convertirnos en héroes."
Al llegar al granero, Pelusas se asomó por la puerta. De repente, un pequeño ratón, llamado Timmy, salió corriendo. Al verlo, el gato horrorizado dio un salto atrás.
"¡Ay no! ¡Un ratón!"
Pero Pati lo frenó.
"Espera, Pelusas. Tal vez no sea tan malo como parece. Hablemos con él."
Con un poco de ánimo, Pelusas se asomó nuevamente y le dijo:
"Hola, chiquito. Yo soy Pelusas y tengo un pequeño... temor hacia los ratones."
Timmy, sorprendido y curioso, respondió:
"¡Hola! Yo soy Timmy. ¿Por qué le temes a un pequeño ratón como yo?"
Pelusas dudó y le contestó:
"Porque siempre he pensado que los ratones son peligrosos..."
"Eso no es verdad. Solo queremos disfrutar y jugar. ¿Te gustaría conocer nuestra historia?"
Aunque un poco nervioso, Pelusas decidió escuchar. Timmy le habló sobre cómo los ratones también tenían miedos, cómo a veces temían a los gatos y cómo, a pesar de sus diferencias, podían aprender a convivir.
"Cuando yo era pequeño, también le tenía miedo a los gatos. Pero un día, vi a uno jugando y me di cuenta de que somos más parecidos de lo que pensamos."
Pelusas comenzó a entender que no todo lo que asustaba era terrible.
"Quizás, si nos conocíamos mejor, podríamos ser amigos, ¿no?"
Timmy sonrió ampliamente.
"¡Exacto! Juguemos juntos y descubramos lo divertidos que podemos ser todos juntos."
Así sucedió; Pelusas, Pati y Timmy pasaron la tarde jugando, riendo y contando historias. Pelusas se dio cuenta de que había estado asustado sin razón.
"Gracias, Timmy, por ayudarme a ver las cosas de otra manera. Ahora que te conozco, temo mucho menos a los ratones."
"Y gracias a vos, Pelusas, por ser valiente y venir a hablar conmigo. Esa es la verdadera valentía."
Cuando el sol comenzó a ponerse, Pelusas se despidió de su nuevo amigo.
"¡Nos vemos pronto, Timmy! Vamos a jugar otra vez."
"¡Sí, hasta luego!"
Desde aquel día, Pelusas no solo había superado su miedo, sino que también había encontrado un gran amigo en el ratón Timmy. Juntos aprendieron que la valentía no consiste en no tener miedo, sino en enfrentar ese miedo y descubrir un nuevo mundo lleno de posibilidades.
Y así, Pelusas vivió feliz, libre de temores, recordando que la amistad puede brotar donde menos se espera.
FIN.