El gato protector
En una tranquila casa en el suburbio, vivía un gato llamado Simón. Simón era un gato muy inteligente y sabía que su dueño, Martín, estaba muy triste porque su novia lo había dejado. Martín apenas salía de su habitación y descuidaba a sus dos perros, Lola y Toby. Simón, preocupado por su dueño y los perros, decidió tomar cartas en el asunto. Empezó a cuidar de la casa, limpiaba el desorden, daba de comer a los perros y les enseñaba trucos para mantenerlos entretenidos. Pero sabía que eso no era suficiente para alegrar a Martín.
Un día, Simón se acercó a Martín y le maulló suavemente. Martín lo miró sorprendido. -¿Qué pasa, Simón? -preguntó. Simón se subió a su regazo y ronroneó, tratando de reconfortarlo. Martín acarició a Simón y una pequeña sonrisa se asomó en su rostro. Simón siguió cerca de Martín durante todo el día, haciéndole compañía y asegurándose de mantenerlo entretenido.
Poco a poco, Martín comenzó a salir de su habitación y a pasar más tiempo con sus amigos y familiares. Simón, Lola y Toby se convirtieron en la fuente de alegría de Martín. Juntos salían a pasear por el vecindario, jugaban en el jardín y se apoyaban mutuamente. Con el tiempo, Martín volvió a reír y a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
Simón demostró que un pequeño gesto de amor y cuidado podía marcar una gran diferencia en la vida de alguien. Martín aprendió a valorar la lealtad y el cariño de sus mascotas, y a entender que siempre habría alguien dispuesto a cuidarlo, aún en los momentos más difíciles. Y así, juntos, Martín, Simón, Lola y Toby vivieron felices aventuras, apoyándose siempre unos a otros.
FIN.