El gato que encontró su camino
Había una vez un gato llamado Meloso que vivía en una casa colorida con un jardín lleno de flores. Meloso era curioso y siempre le encantaba explorar su hogar desde lo alto del tejado. Un día soleado, mientras jugaba al lado de una paloma que picoteaba las migas de pan, decidió que era hora de hacer una acrobacia espectacular.
"¡Mirá, mirá!" - dijo Meloso con entusiasmo. "Voy a saltar del tejado y caer como un campeón. ¡Seré el gato más intrépido de todos!"
Su amigo, el perro Rufus, que estaba descansando a la sombra de un árbol, lo miró preocupado. "Meloso, no sé si es una buena idea. Es alto, y podrías lastimarte. Tal vez deberías pensarlo bien."
Pero Meloso, emocionado y lleno de energía, no quiso escuchar a Rufus. Se colocó frente al borde del tejado y, con un gran salto, se lanzó al vacío. Pero no contaba con que sería un poco difícil calcular la dirección de su caída. Al caer, Meloso se dio cuenta de que no podía controlar su trayectoria y, de repente, ¡ploc! Se encontró rodando en el suave césped.
"¡Ay!" - exclamó, mientras se sacudía el polvo. "¡No fue tan increíble como pensé!"
Rufus corrió hacia él. "¿Estás bien, Meloso? Te lo dije, tenías que tener cuidado."
"Sí, sí, estoy bien, solo un poco sorprendido," - respondió Meloso, levantándose. "Pero ahora estoy aquí y debo seguir explorando."
Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que el jardín estaba lleno de cosas interesantes. Había mariposas de colores que revoloteaban y ua ardilla que brincaba de un árbol a otro. Sin embargo, a medida que iba corriendo tras ellas, comenzó a perderse.
"¿Rufus?" - preguntó, asustado. "¿Dónde estás?"
Rufus apareció corriendo. "¿Qué hiciste? Te dije que no te alejaras. ¡Vamos, te ayudaré a volver!"
Los dos amigos emprendieron el camino de regreso, y cada paso era una pequeña aventura. Se encontraron con una tortuga muy lenta. "¿Adónde van tan apurados?" - preguntó la tortuga.
"Perdimos el camino, oh gran tortuga. ¿Podrías ayudarnos a volver a la casa?" - pidió Meloso, con una sonrisa.
La tortuga, que se llamaba Tecla, sonrió y dijo: "Claro, pero antes quiero mostrarles algo especial. Vengan conmigo."
Tecla los llevó a una zona del jardín donde había muchas flores. "¿Ven esas hermosas flores? Cada una tiene una historia. Por ejemplo, esta azul significa alegría, y aquella roja, valentía. Lo importante es saber que cada cosa tiene su propósito, como cada uno de ustedes."
Meloso y Rufus escucharon atentamente a Tecla mientras aprendían. Meloso comenzó a admirar las flores de una nueva manera. "No sólo somos nosotros los que tenemos cosas especiales, sino todo en la naturaleza."
Finalmente, Tecla los guiò hasta el camino correcto y pronto vieron su casa. "Gracias, Tecla. Aprendí algo muy valioso," - dijo Meloso. "No sólo es importante explorar, sino hacerlo con cuidado y siempre valorando, tanto a nuestros amigos como a nuestro entorno."
Rufus sonrió, contento de que su amigo hubiera aprendido la lección. "Ahora que hemos vuelto, tal vez puedas enseñarme tú algo nuevo desde el tejado, pero de una manera más segura."
Y así Meloso, Rufus y Tecla decidieron hacer un pequeño picnic en el jardín, disfrutando de la compañía y del hermoso día. Meloso nunca olvidó esa caída del tejado, y a partir de entonces, cuando exploraba, también se cercioraba de que sus amigos estuvieran cerca. Fin.
FIN.