El gato que quería volar


En un pequeño pueblo de la campiña argentina vivía un gato llamado Simón. A Simón le encantaba observar a los pájaros que volaban por el cielo, y siempre soñaba con poder volar como ellos.

Un día, decidió que haría lo imposible para cumplir su sueño. "¡Hoy es el día!", maulló Simón mientras observaba a los pájaros desde el jardín. "¿El día de qué, Simón?", preguntó su amiga la ratona Rosa.

"¡El día en el que voy a volar como los pájaros!", respondió Simón con entusiasmo. Rosa se rió un poco, sin creer que Simón pudiera lograrlo, pero aún así lo animó. Con determinación, Simón pasó días observando a los pájaros y estudiando cómo volaban.

Finalmente, ideó un plan. Construyó un par de alas con ramas y hojas, y se trepó al techo de la casa. Con un salto, Simón se lanzó al aire batiendo las alas con todas sus fuerzas.

Al comienzo, parecía que el plan funcionaba, pero pronto se encontró cayendo en picada. Aterrizaron de golpe en un montón de hojas, asustado y desilusionado. "Lo siento, Simón. Creo que los gatos simplemente no pueden volar", le dijo con tristeza Rosa.

Simón, frustrado, estuvo a punto de darse por vencido, pero entonces recordó algo. Recordó que aunque no pudiera volar, él tenía otras habilidades. Se levantó con determinación y corrió hacia el granjero, ofreciéndole su ayuda para atrapar ratones en el granero.

Descubrió que era excelente en eso. Pronto, Simón se dio cuenta de que, aunque no pudiera volar, tenía muchas habilidades que lo hacían especial. Aprendió a valorar lo que era y se convirtió en un gran cazador de ratones.

Desde entonces, Simón disfrutaba observando a los pájaros, pero entendía que no necesitaba volar para ser feliz. Siempre mantenía viva la ilusión de volar, pero ahora también valoraba sus auténticas habilidades como gato.

Y así, Simón vivió feliz para siempre, cazando ratones y disfrutando del sol en el jardín, recordando que todos poseemos habilidades únicas que nos hacen especiales.

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