El gato que sanó corazones


Había una vez un niño llamado Luis que vivía en una pequeña casa con sus padres. Un día, Luis se enteró de que sus padres iban a divorciarse y esto lo puso muy triste.

No entendía por qué ellos ya no querían estar juntos y se sentía solo y desanimado. Un día, mientras Luis caminaba por el parque cerca de su casa, escuchó un débil maullido proveniente de un arbusto.

Al acercarse, descubrió a un gatito gris y blanco que parecía asustado y abandonado. Sin dudarlo, Luis decidió llevarlo a casa para cuidarlo. "-¡Mamá, papá! ¡Miren lo que encontré! Es un gatito adorable", exclamó emocionado.

Sus padres sonrieron al ver la alegría en los ojos de Luis y aceptaron adoptar al gatito. Decidieron llamarlo Kenshu porque significa —"valiente"  en japonés. Desde ese momento, Kenshu se convirtió en el mejor amigo de Luis. Pasaban horas jugando juntos y compartiendo secretos.

El gatito era muy cariñoso y siempre estaba dispuesto a escuchar a Luis cuando necesitaba desahogarse sobre sus problemas familiares. Una tarde, mientras estaban jugando en el jardín trasero, Kenshu saltó sobre una rama del árbol más alto del vecindario.

Desde allí arriba podían ver todo su barrio. "-¡Wow! Kenshu, desde aquí podemos ver muchas cosas interesantes", dijo emocionado Luis. Kenshu miraba atentamente cada detalle mientras Luis le contaba historias imaginarias sobre las personas que vivían en las casas cercanas.

Juntos, soñaban con aventuras y lugares lejanos. Un día, mientras Kenshu exploraba el vecindario por su cuenta, vio a una niña triste sentada en un banco del parque. Se acercó sigilosamente y se frotó contra sus piernas para llamar su atención.

La niña, llamada Sofía, quedó sorprendida al ver al gatito acercarse amigablemente. Acarició su suave pelaje y se dio cuenta de que Kenshu también necesitaba compañía. Luis notó que Kenshu había desaparecido y salió corriendo para buscarlo.

Cuando encontró a Kenshu junto a Sofía, sonrió sabiendo que había encontrado a alguien más que necesitaba alegría en su vida. Sofía y Luis comenzaron a pasar tiempo juntos con Kenshu como mediador.

Descubrieron que compartían muchas cosas en común y se apoyaron mutuamente durante momentos difíciles. Con el tiempo, los padres de Luis notaron cómo él había cambiado desde la llegada de Kenshu y cómo Sofía también parecía más feliz.

Decidieron hablar sobre sus problemas de manera más abierta e intentar resolverlos juntos como una familia. Poco a poco, la tristeza fue reemplazada por risas y el amor volvió a llenar la casa de Luis.

Aprendieron que no importa cuán difícil sea la situación, siempre hay algo o alguien especial que puede traer alegría cuando menos lo esperamos. Y así fue como Kenshu no solo encontró un hogar donde ser amado, sino que también ayudó a dos familias a encontrar la felicidad nuevamente.

Juntos, aprendieron que el amor y la amistad pueden sanar los corazones rotos y hacer que las cosas mejoren. Fin.

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