El gato sanador



Había una vez una familia muy alegre y amorosa que vivía en un pequeño pueblo. Todos los días, se despertaban con una sonrisa en el rostro y se esforzaban por hacer felices a los demás.

Pero había algo que les faltaba: una mascota. Un día, mientras paseaban por el parque, la familia encontró un gatito abandonado en un rincón. Era tan tierno y animal que no pudieron resistirse a llevarlo a casa.

Lo llamaron Lucas y lo trataron como si fuera uno más de la familia. Lucas era un gato muy especial. Tenía una habilidad extraordinaria para entender los sentimientos de las personas.

Podía percibir cuando alguien estaba triste o preocupado, e inmediatamente iba hacia esa persona para consolarla con sus ronroneos suaves y sus caricias reconfortantes. Un día, Luciana, la hija menor de la familia, llegó del colegio muy triste porque había tenido problemas con sus amigos.

Se encerró en su habitación sin querer hablar con nadie. La mamá preocupada fue hasta allí para intentar consolarla. "¿Qué te pasa, mi amor? ¿Por qué estás tan triste?"- preguntó su mamá.

Luciana soltó un largo suspiro y respondió: "Mis amigos me dejaron de lado hoy en el recreo y me siento muy sola". En ese momento apareció Lucas sigilosamente en la habitación de Luciana y se acercó lentamente a ella. —"Miau" - dijo Lucas mientras saltaba al regazo de Luciana.

Al sentir el calor del pelaje suave del gato sobre su regazo, Luciana comenzó a sonreír tímidamente. Lucas, con su sabiduría felina, le mostraba que siempre habría alguien dispuesto a escucharla y hacerla sentir amada.

A medida que pasaban los días, Lucas se convirtió en el médico de la familia. No solo consolaba a Luciana cuando estaba triste, sino que también alegraba los corazones de todos los demás miembros de la familia cuando tenían un mal día.

Un día, mientras caminaban por el vecindario, Lucas descubrió algo extraño. Había una casa abandonada donde parecía haber un niño triste mirando por la ventana. El gato no pudo resistirse y decidió acercarse para ver qué pasaba.

El niño se llamaba Nicolás y había perdido a sus padres en un accidente hace poco tiempo. Desde entonces, vivía solo en esa casa abandonada sin nadie con quien hablar o jugar. Estaba muy triste y se sentía completamente solo en el mundo.

Lucas sabía que tenía que ayudar a Nicolás de alguna manera. Volvió corriendo a su hogar y les contó todo a la familia sobre el niño solitario.

Sin dudarlo ni un segundo, decidieron ir juntos a visitarlo y llevarle algo especial para animarlo. Cuando llegaron al lugar, encontraron al pequeño Nicolás llorando frente a la ventana. "Hola Nicolás"- dijo Luciana con ternura. "Hemos venido a hacerte compañía". Nicolás levantó la cabeza sorprendido al verlos allí.

"¿De verdad?"- preguntó tímidamente. "¡Claro! Y además te traemos un regalo muy especial"- dijo el papá mientras sostenía una caja envuelta en papel de regalo. Nicolás abrió la caja emocionado y encontró un gatito idéntico a Lucas.

Era su nuevo amigo, que también tenía la habilidad de entender los sentimientos de las personas y brindarles alegría. Desde ese día, Nicolás y su nuevo gatito nunca más se sintieron solos. Juntos, formaron una familia única llena de amor y felicidad.

Y todo gracias al increíble poder del médico gato Lucas, que supo cómo regalarle felicidad a todos aquellos que lo necesitaban.

FIN.

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