El gato sin hogar



Era una noche cálida de verano y Alicia, Lucas y yo estábamos disfrutando de una deliciosa cena en el patio trasero de mi casa.

De repente, un gato se subió a la ventana y comenzó a maullar y saltar de locura. "¡Miren eso! ¡Qué lindo gatito!" exclamó Alicia. "Parece que quiere entrar" dijo Lucas. Nos acercamos a la ventana para ver al gato más de cerca. Era un hermoso felino negro con ojos amarillos brillantes.

"¿Qué hacemos?" pregunté preocupada por el bienestar del animalito. "Tal vez tenga hambre o esté perdido" sugirió Alicia. Decidimos dejarle un poco de comida junto a la ventana y esperar para ver qué pasaba.

El gato devoró rápidamente su cena y luego comenzó a frotarse contra la ventana, pidiendo más atención. "Me encantaría adoptarlo" dijo Lucas entusiasmado. "¡Sí! Sería genial tener un nuevo amigo animal" coincidió Alicia emocionada.

De repente, el gato saltó hacia adentro del patio y comenzó a correr alrededor nuestro. Nos divertimos mucho jugando con él mientras nos miraba con sus grandes ojos amarillos llenos de amor y gratitud por nuestra ayuda. Pasaron semanas desde esa noche memorable en que conocimos al pequeño felino negro.

Lo llamamos —"Negro"  debido a su color oscuro característico, pero también porque era muy astuto e inteligente como un ninja.

Negro se convirtió en nuestro compañero fiel, siempre presente para jugar cuando necesitábamos distraernos o para consolarnos cuando estábamos tristes. "Negro, quiero que conozcas a alguien muy especial" dijo Lucas un día mientras nos acercábamos a una casa de retiro cercana. "¿Quién es?" preguntó Alicia curiosa.

Entramos en la habitación de un anciano solitario que había estado viviendo allí durante años sin familia ni amigos. Negro se acurrucó en el regazo del hombre y comenzó a ronronear suavemente mientras él lo acariciaba con ternura.

"Es increíble cómo los animales pueden traer tanta alegría y amor a nuestras vidas" dijo el anciano sonriendo por primera vez en mucho tiempo. Ese día aprendimos que no importa cuán pequeño o insignificante parezca nuestro acto de bondad, siempre puede tener un impacto positivo en alguien más.

Y así, nuestra amistad con Negro no solo nos enseñó sobre la importancia de cuidar a nuestros compañeros animales, sino también sobre la importancia de ser amables y compasivos con quienes nos rodean.

FIN.

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