El Gato Valiente y la Nube de Miedo



Había una vez, en un pequeño y colorido bosque, un tierno gato llamado Tobi. Tobi era un gato como cualquier otro, pero tenía un gran problema: le tenía miedo a las sombras. Cada vez que caía la tarde, Tobi se escondía bajo su cama, temblando de terror ante las formas misteriosas que se proyectaban en las paredes.

Un día soleado, mientras Tobi se aventuraba entre los árboles, se encontró con su amiga la ardilla Lila, quien saltaba de rama en rama con gran alegría.

"¡Hola, Tobi! ¿Por qué no vienes a jugar con nosotros?" - exclamó Lila.

"No puedo, Lila. Tengo que volver a casa antes de que oscurezca. Las sombras me asustan mucho" - respondió Tobi, agachando la cabeza.

Lila, al ver a su amigo triste, decidió ayudarlo. "¿Y si te muestro que no hay nada de qué tener miedo?" - sugirió.

Al principio, Tobi era reacio, pero con la insistencia de Lila, accedió a seguirla. Juntos se adentraron en el bosque hasta llegar a un claro donde un viejo roble alto se alzaba orgulloso.

"Mirá esas sombras, Tobi. ¿Ves? Son solo eso, sombras. No representan nada malo" - dijo Lila señalando una sombra alargada.

Tobi observó con atención. La sombra del roble dibujaba formas divertidas en el suelo.

"Pero... ¿y si alguna de esas sombras se mueve?" - preguntó Tobi con temor en su voz.

"Las sombras no pueden hacer nada. Son como un juego de luces. Te prometo que si miras con atención, verás cosas divertidas" - afirmó Lila, moviendo las patas para hacer formas con su sombra.

Poco a poco, Tobi empezó a relajarse. Se unió al juego de Lila y comenzaron a hacer sombras divertidas con sus cuerpos.

Sin embargo, de repente, una gran nube gris oscureció el cielo y comenzó a sonar un fuerte trueno. Tobi se asustó de nuevo, sus ojos se abrieron como platos. "¡Es horrible! ¡Me quiero ir!" - gritó.

"Es solo un rayo, Tobi. No pasará nada.” - dijo Lila, tratando de calmarlo. "Voy a acompañarte a casa, ¡no te preocupes!"

Tobi miró a su amiga y, aunque todavía estaba asustado, decidió confiar en ella. Juntos corrieron de vuelta a casa, riendo y hablando de lo divertido que había sido jugar con las sombras.

Al llegar, Tobi se despidió de Lila. "Gracias por ayudarme hoy. Tal vez pueda volver a jugar con vos mañana, si no hay nubes" - recordó Tobi.

"Claro, Tobi. Recuerda que el miedo está en la mente. Solo es cuestión de enfrentar las sombras para encontrar la diversión que hay en ellas" - animó Lila antes de irse.

Esa noche, mientras Tobi se acurrucaba en su cama, decidió que enfrentaría sus miedos. Al día siguiente, cuando el sol salió y la nube gris ya se había ido, Tobi salió al bosque otra vez. Miró a su alrededor y vio nuevamente las sombras. Pero esta vez, en lugar de asustarse, se acercó.

"Hola, sombras. ¿Qué juegos pueden ofrecerme hoy?" - dijo Tobi con una sonrisa.

Y así, desde ese día, Tobi nunca volvió a temer a las sombras. Aprendió que, a veces, lo que parece aterrador solo es un juego de luces, y el mejor modo de enfrentar el miedo es con amigos.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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