El Gato Volador
En el pequeño pueblo de Aurora, donde las casas de colores y los jardines llenos de flores alegraban el paisaje, vivía un gato muy especial llamado Pipo. Pero Pipo no era un gato común y corriente; él tenía un don extraordinario: ¡podía volar!
Cada mañana, Pipo se asomaba por la ventana de la casa de su dueño, el niño Tomi, y soñaba con lo que podría hacer en el cielo. Las aves le decían:
"¡Hola, Pipo! ¿Te animás a volar con nosotros hoy?"
- “Sí, sí! Pero tengo que llevar un poquito de comida primero, ¡no quiero que me dé hambre allá arriba! ”
Tomando un trozo de pescado, Pipo saltó al aire, y allí fue donde descubrió la maravilla de volar. En el aire, se sentía libres, como si fuera el rey del cielo. Sin embargo, un día, mientras surcaban las nubes, un fuerte viento comenzó a soplar, y Pipo se desvió de su camino.
"¡Ayuda!" gritó Pipo, cuando el viento lo empujó hacia un enorme árbol.
Los pájaros se dieron cuenta de lo que pasaba y volaron en su ayuda.
"¡Tranquilo, Pipo! ¡Sólo tenés que posicionarte bien!" gritó uno de ellos.
Siguiendo el consejo del pájaro, Pipo aplanó sus orejas contra su cabeza y ajustó su cuerpo. Al fin, logró estabilizarse y descender suavemente con la ayuda de sus amigos voladores.
Cuando todo volvió a la calma, Pipo se dio cuenta de lo importante que es tener amigos que nos ayuden en los momentos difíciles. Estaba tan agradecido que decidió hacer algo especial:
- “Voy a organizar un picnic en el jardín para todos mis amigos. ¡Quiero compartir esta experiencia! ”
Los días siguientes, Pipo voló de aquí para allá recolectando cosas ricas para el picnic: buenos pescados, flores frescas y frutas dulces.
Finalmente llegó el día del picnic. Todos los animales del pueblo, desde los pájaros hasta los conejos, se reunieron en el jardín.
- “¡Bienvenidos! Estoy feliz de que estén aquí. Hoy celebre queremos la amistad y todo lo que podemos lograr juntos”, anunció Pipo, encantando a todos con su entusiasmo.
De pronto, mientras disfrutaban de la comida y las risas, un grupo de gatos del vecindario se unió al picnic, observando con recelo desde lejos. Eran los conocidos como los "Gatos de la Sombra", que nunca participaban en las diversiones.
- “Los Gatos de la Sombra no hacen juegos con nosotros., se burló un loro.
Los otros animales no se inmutaron, pero Pipo se acercó a los gatos.
- “¡Hola! ¿Por qué no vienen a jugar? Todos son bienvenidos aquí.”
- “¿Jugar? No estamos aquí para eso... somos diferentes
FIN.