El Gato Volador y la Sandía Parlante
Había una vez en un pueblo colorido y alegre, un gato volador llamado Pompón. Con grandes alas brillantes y suaves como las nubes, Pompón pasaba sus días explorando el cielo y haciendo piruetas entre las nubes. Siempre estaba en busca de aventuras y, sobre todo, de nuevas amistades.
Un día, mientras volaba sobre los campos llenos de flores, Pompón vio algo curioso. Allí, en medio de una hortaliza, había una enorme sandía con cara y ojos.
"¡Hola!", dijo la sandía con una voz alegre.
Pompón se detuvo en el aire, sorprendido de escuchar que una fruta podía hablar.
"¡Hola, sandía! No puedo creer que hables. ¿Cómo es eso posible?" preguntó Pompón, aterrizando suavemente cerca de ella.
"Soy Sandico, la sandía parlante. Siempre he querido charlar con alguien. Estoy un poco sola aquí en el campo. ¿Querés ser mi amigo?"
Pompón, emocionado, respondió:
"¡Por supuesto! He estado buscando a alguien con quien compartir mis aventuras."
Y así, los dos nuevos amigos comenzaron una hermosa amistad. Juntos, recorrieron los campos, disfrutando del sol, de la brisa fresca y de la compañía mutua. Mientras volaban, Sandico contaba historias sobre las raíces de las plantas y la importancia de cuidar la tierra. Pompón, a su vez, hablaba sobre su vida en el aire y los misterios del cielo.
Un día, decidieron aventurarse a la ciudad, donde había más gente y muchas cosas nuevas para ver. Sin embargo, cuando llegaron, se dieron cuenta de que las personas parecían estar muy ocupadas y no prestaban atención a lo que sucedía a su alrededor.
"Mirá, Pompón, la gente está tan preocupada que no se dan cuenta de la belleza de la naturaleza", observó Sandico, un poco triste.
"Sí, es cierto. Quizás podamos hacer algo para ayudar", propuso Pompón.
Los amigos se pusieron manos a la obra y prepararon un gran espectáculo en la plaza del pueblo. Pompón volaría entre las nubes mientras realizaba acrobacias y Sandico, con su voz melodiosa, contaría historias sobre el cuidado de la tierra y la belleza de la naturaleza.
El día del espectáculo, muchos niños y adultos se acercaron, curiosos por lo que sucedía.
"¡Bienvenidos a nuestro espectáculo!", anunció Sandico con entusiasmo.
Durante horas, Pompón hizo piruetas en el aire y Sandico mantuvo a todos cautivados con sus relatos. La gente empezó a sonreír, a compartir y a reír juntos. Al final del show, un niño se acercó a ellos:
"¿Por qué la gente se olvida de mirar la belleza que nos rodea?"
Sandico respondió:
"A veces estamos tan ocupados que olvidamos disfrutar de las cosas simples. Pero siempre podemos recordar hacerlo, escuchar las historias de la naturaleza y cuidar de ella."
Pompón añadió:
"Cada uno de nosotros puede ser un héroe si cuida su entorno. ¡La naturaleza nos necesita!"
Esa noche, el pueblo estaba lleno de risas y alegría. La gente empezó a mirar con más atención a sus jardines y parques, y a cuidar las plantas y flores.
Desde aquel día, Pompón y Sandico se convirtieron en los mensajeros de la amistad y el cuidado del medio ambiente. Cada vez que podían, volvían al pueblo para recordarles a todos lo importante que era amar y respetar la naturaleza, y a la vez, encontrar la alegría en las pequeñas cosas.
Así, el gato volador y la sandía parlante vivieron felices, enseñando a todos que la amistad y el amor por la naturaleza pueden hacer del mundo un lugar mucho mejor.
FIN.