El gato y el ratón en el bosque
En un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores coloridas, vivían un gato llamado Pelusa y un ratón llamado Raty. Pelusa era un gato esponjoso y juguetón, mientras que Raty era un ratón astuto y veloz. A pesar de ser enemigos naturales, en el bosque había una gran paz, y ambos eran felices, pero cada uno en su mundo.
Un día, mientras Pelusa jugaba bajo un gran roble, se encontró con Raty.
"¡Hola, Raty! ¿Qué haces por aquí?" - preguntó Pelusa con curiosidad.
"¡Hola, Pelusa! Solo estoy recolectando algunas nueces y semillas para el invierno" - respondió Raty, un poco nervioso.
Pelusa, que siempre había visto a Raty como su presa, tuvo una idea alocada.
"¿Y si jugamos a un juego? ¡Te prometo que no te atraparé!" - propuso Pelusa, moviendo su colita con emoción.
Raty pensó que podría ser una buena oportunidad para distraer a Pelusa y así escapar.
"¡Está bien! Pero solo si prometés no intentar atraparme" - dijo Raty, con cierto temor.
Comenzaron a jugar al escondite entre los arbustos y detrás de los árboles. Pelusa contaba mientras Raty se escondía.
Pero a medida que avanzaba el juego, ambos comenzaron a disfrutar de la compañía del otro. Pelusa nunca había jugado con un ratón, y Raty se dio cuenta de que Pelusa no era solo un cazador, sino un buen amigo.
Sin embargo, mientras estaban atrapados en su juego, un zorro curioso apareció. La sombra del zorro se proyectó sobre ellos y ambos quedaron paralizados por el miedo.
"¿Qué hacemos?" - gritó Raty, temblando.
"¡Espera!" - dijo Pelusa rápidamente. "Confía en mí. Vamos a idear un plan."
Pelusa, recordando su agilidad, saltó hacia un arbusto cercano.
"¡Escondete, Raty! ¡Yo me encargaré de distraerlo!" - dijo con determinación.
Raty, lleno de miedo pero también de admiración, se escondió detrás de un tronco. Pelusa se lanzó hacia el zorro, maullando con todas sus fuerzas.
"¡Eh, zorro! ¡No te atrevas a acercarte a mi amigo!" - exclamó Pelusa, haciendo todo lo posible para parecer grande y aterrador.
El zorro, sorprendido por la valentía del gato, dudó un momento.
"¿Tú, asustando a mí?" - dijo el zorro con una sonrisa burlona, pero en su interior sentía un poco de temor. Se acercó un paso más, pero Pelusa seguía firme.
En un movimiento rápido, Raty asomó su cabeza desde detrás del tronco y empezó a hacer ruidos extraños.
"¡Bip bip bip!" - chirrió Raty tratando de distraer al zorro.
El zorro no sabía si reírse o asustarse, y ante el desconcierto, Pelusa aprovechó para saltar de nuevo hacia el bosque.
"¡Vamos, Raty! ¡Corre!" - gritó Pelusa mientras ambos se escabullían entre los árboles.
Cuando llegaron a un lugar seguro, ambos comenzaron a reír y celebrar su victoria.
"¡Nos salvamos!" - exclamó Raty, aún un poco temeroso.
"¿Ves? A veces los enemigos pueden ser grandes aliados en los momentos difíciles" - dijo Pelusa, con una sonrisa orgullosa.
Desde aquel día, Pelusa y Raty formaron una gran amistad. Se dieron cuenta de que sus diferencias no eran razones para pelear, sino para aprender el uno del otro. Pelusa enseñó a Raty sobre la importancia de ser valiente y defender a los amigos, mientras que Raty le mostró a Pelusa que la astucia y el ingenio también son cualidades valiosas.
El bosque se convirtió en un lugar aún más especial, donde los sonidos de risas resonaban entre los árboles, ya que Pelusa y Raty organizaban aventuras y exploraciones juntos. De vez en cuando, incluso hacían presentaciones para los otros animales del bosque, mostrando cómo un gato y un ratón podían ser grandes amigos.
Así, en ese hermoso bosque, el gato y el ratón aprendieron la lección más importante de todas: el verdadero valor de la amistad.
Y cada vez que un zorro pasaba, ¡ni se atrevía a acercarse sabiendo que juntos, Pelusa y Raty eran invencibles!
FIN.