El Gavilán y la Carachma



Había una vez en la Patagonia un gavilán majestuoso llamado Halcón, que surcaba los cielos con su elegancia y destreza.

Un día, mientras volaba en busca de su presa, divisó a una carachma llamada Caro, una pequeña ave de colores brillantes y un canto encantador. Caro estaba triste porque sentía que no era lo suficientemente rápida ni fuerte para sobrevivir en el salvaje paisaje. Al verla tan apesadumbrada, Halcón decidió acercarse.

- ¿Qué te sucede, pequeña Caro? - preguntó con gentileza. Caro levantó la mirada con sorpresa al ver al imponente gavilán preocupándose por ella. - ¡Oh, señor Halcón! No soy tan veloz ni poderosa como tú, siento que no encajo en este mundo tan desafiante.

Halcón sonrió con ternura y le dijo: - No subestimes tus propias habilidades, Caro. Cada ser vivo tiene un don especial que lo hace único. Tú puedes volar entre las flores con gracia y cantar melodías que alegran los corazones.

Eso es un tesoro invaluable. Caro se sintió un poco reconfortada por las palabras de Halcón y decidió seguir su consejo. Comenzó a practicar su vuelo y a perfeccionar su canto, ganando confianza en sí misma.

Un día, mientras Caro se esmeraba en mejorar, una bandada de cuervos intentó atacarla. Sin dudarlo, Halcón acudió en su rescate, ahuyentando a los intrusos con su destreza y valentía. Caro, impresionada por el coraje de Halcón, le agradeció con emoción.

- ¡Gracias, Halcón! ¡Has salvado mi vida! - exclamó. El gavilán sonrió y le dijo: - Tú también tienes un gran valor, Caro. Tu determinación y esfuerzo te han hecho más fuerte de lo que crees. Juntos, se convirtieron en grandes amigos, siempre apoyándose mutuamente.

Caro descubrió que, aunque era pequeña, tenía un espíritu valiente, mientras que Halcón aprendió a apreciar la belleza de las cosas simples y la importancia de la amistad.

Desde entonces, la Patagonia resonaba con las armoniosas melodías de Caro y la elegancia de Halcón, quienes demostraron que, sin importar nuestras diferencias, cada ser tiene un papel crucial en el mundo. Y así, juntos, volaban libres por los cielos, compartiendo su amistad y enseñanzas con todos aquellos que cruzaban sus caminos.

FIN.

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