El Genio de las Tres Deseos
Había una vez unas niñas llamadas Amy y Raina, grandes amigas que hacían todo juntas. Desde pequeñas soñaban con ser famosas, crear una canción y escribir su propio cuento para niños. Un día en el cole, mientras jugaban en el patio, se encontraron con un genio llamado Antonio que les ofreció tres deseos.
"Hola, niñas. Soy Antonio, el genio de la lámpara mágica. Pueden pedirme tres deseos, pero deben ser sabias en su elección" -dijo el genio con una gran sonrisa.
Amy y Raina se miraron emocionadas, pensando en todas las cosas increíbles que podían pedir. Pero Raina, siempre la más reflexiva, dijo:
"Tal vez deberíamos pensar bien qué queremos. No queremos desperdiciar nuestros deseos en algo que no sea realmente importante".
"¡Tenés razón, Raina!" -respondió Amy.
Después de un rato de discusión, decidieron que querían que su primer deseo fuera una canción que fuera famosa en todo el mundo.
"¡Queremos una canción que todos canten!" -gritaron juntas.
"¡Hecho!" -dijo Antonio. De repente, las niñas comenzaron a escuchar una melodía que salía de sus corazones. **La canción era pegajosa y alegre**, llena de palabras que animaban a todos a ser variados y a querer a los demás por quienes son.
Encantadas, las niñas se sintieron felices, pero pronto se dieron cuenta de que la fama era abrumadora.
"No puedo soportar que todos me miren todo el tiempo. Solo quiero ser Amy, no una famosa" -le dijo Amy a Raina, mientras intentaba esconderse detrás de un árbol.
"Yo también me siento así, pero no podemos devolver el deseo" -respondió Raina.
Ambas miraron al genio con esperanza.
"Antonio, ¿podemos cambiar nuestro primer deseo?" -preguntó Raina.
"Lamentablemente no, pero pueden usar sus siguientes deseos para mejorar la situación" -contestó Antonio.
Desanimadas pero decididas, las niñas pensaron en su segundo deseo.
"Queremos que la gente cante nuestra canción porque les gusta, no porque somos famosas" -pidieron juntas.
Con un chasquido de dedos, Antonio cumplió su deseo. Pronto, los niños y adultos comenzaron a cantar la canción de Amy y Raina, haciendo coreografías divertidas y llenando el aire de risas.
"¡Esto es mucho mejor!" -dijo Amy mientras veía a un grupo de niños bailar.
Sin embargo, las niñas también querían escribir su propio cuento para niños.
"Antonio, por favor, ayúdanos a que nuestro cuento sea el más hermoso que jamás se haya escrito" -pidió Raina con entusiasmo.
El genio les sonrió y dijo:
"Con el poder de la imaginación, todo es posible. Tienen el don, solo deben creer en ustedes mismas".
Con esas palabras, Amy y Raina comenzaron a escribir. Cuento tras cuento, la historia de la amistad y la diversión cobraba vida.
**Finalmente, presentaron su cuento en la biblioteca del colegio y todos se encantaron con la historia**.
"¡Es el mejor cuento que he leído!" -gritó uno de sus compañeros, mientras aplaudía con entusiasmo.
Después de vivir aquella aventura, las niñas comprendieron que la verdadera felicidad no venía de ser famosas, sino de compartir su arte y hacer reír a los demás.
Cuando el día terminó, Antonio apareció una vez más.
"¿Cómo se sienten ahora?" -les preguntó.
"Mucho mejor, gracias Antonio. Aprendimos que lo importante es disfrutar de lo que hacemos y hacer felices a los demás" -respondió Raina.
"Siempre. Ahora, sigan creando, tienen un gran futuro por delante" -dijo el genio.
Y así, con sus corazones llenos de alegría y amor, Amy y Raina continuaron creando canciones y cuentos, siempre recordando que la verdadera magia está en la amistad y el arte.
FIN.