El Gigante Amigo de Blancanieves



Blancanieves era una niña alegre y juguetona que vivía en un pequeño pueblo junto a sus padres, quienes eran muy protectores y trabajadores.

Un día, mientras Blancanieves jugaba cerca del bosque, una ardilla traviesa la atrajo con su cola esponjosa. "- ¡Hey! ¿Dónde vas tan rápido?", preguntó Blancanieves siguiendo a la ardilla. La ardilla parecía querer mostrarle algo y Blancanieves no pudo resistirse a la tentación de descubrirlo.

Sin pensarlo dos veces, se adentró en el bosque sin darse cuenta de que estaba llena de gigantes temidos por ser depredadores de humanos. Mientras caminaba entre los árboles altos y frondosos, Blancanieves comenzó a sentirse asustada.

Los ruidos extraños provenientes del bosque le hacían pensar que alguien o algo la observaba. Pero ella sabía que debía mantener la calma y encontrar una solución. De repente, uno de los gigantes apareció frente a ella. Era enorme y tenía una mirada intimidante.

Blancanieves sintió miedo corriendo por todo su cuerpo, pero recordó las enseñanzas de sus padres sobre cómo enfrentar situaciones difíciles. "- Hola señor gigante", saludó Blancanieves con valentía aunque su voz temblaba un poco. El gigante se sorprendió al escucharla hablarle con amabilidad.

No todos los humanos reaccionaban así cuando se encontraban con ellos en el bosque. "- ¿Qué haces aquí? Los humanos no suelen venir por estos lugares", dijo el gigante con curiosidad.

Blancanieves explicó que había seguido a una ardilla y se había perdido en el bosque. Le contó sobre su vida en el pueblo, su amor por los animales y cómo siempre trataba de hacer el bien. El gigante quedó impresionado por la valentía y bondad de Blancanieves.

Decidió ayudarla a encontrar el camino de regreso al pueblo. Durante su travesía juntos, Blancanieves aprendió muchas cosas sobre los gigantes. Descubrió que no todos eran malvados como se creía en su pueblo.

Algunos simplemente querían vivir en paz y disfrutar de la naturaleza. Cuando finalmente llegaron al límite del bosque, Blancanieves se despidió del gigante con gratitud. "- Muchas gracias por acompañarme y protegerme", le dijo Blancanieves mientras lo abrazaba.

El gigante sonrió amablemente y le deseó un buen regreso a casa. Blancanieves volvió al pueblo con una nueva perspectiva sobre los gigantes, dispuesta a compartir sus experiencias con todos.

Desde ese día, el pueblo dejó de temer a los gigantes y comenzaron a aprender más sobre ellos. Se dieron cuenta de que no todo lo desconocido debe ser temido, sino entendido.

Blancanieves enseñó a sus amigos y vecinos la importancia de ser amables con aquellos que son diferentes y cómo la valentía puede abrir puertas hacia nuevas amistades inesperadas.

Y así, gracias a la curiosidad e inteligencia de Blancanieves, el pequeño pueblo aprendió una gran lección: nunca juzgar sin conocer primero, ya que dentro de cada diferencia puede haber un mundo lleno de sorpresas y amistad.

FIN.

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