El Gigante Celeste de Córdoba



En la hermosa ciudad de Córdoba, Argentina, vivía un gigante de color celeste llamado Celestino. A diferencia de otros gigantes, Celestino no era asustadizo ni brusco, sino que era amable, gentil y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Sin embargo, vivir en una ciudad llena de gente pequeña tenía sus desafíos. A menudo, las personas se asustaban al verlo y corrían asustadas, lo que entristecía al gigante. Pero un día, todo cambió.

Un pequeño niño llamado Mateo, que no se asustaba fácilmente, se acercó a Celestino con curiosidad y sin miedo. -¿Hola, gigante Celestino! ¿Por qué eres celeste? -preguntó Mateo con una amplia sonrisa. -Hola, pequeño Mateo.

Soy celeste porque vivo en armonía con el cielo y el mar, y quiero inspirar a todos a ser amables y gentiles como yo. -respondió Celestino con voz suave. A partir de ese día, Celestino y Mateo se volvieron amigos inseparables.

Juntos, recorrieron la ciudad ayudando a las personas, sembrando la semilla de la amabilidad y la bondad en el corazón de todos. Pronto, la gente de Córdoba comenzó a ver a Celestino con otros ojos, apreciando su grandeza y generosidad.

La ciudad cambió para bien, y todos aprendieron a valorar las diferencias y a ser amables con los demás. Celestino y Mateo se convirtieron en símbolos de amor y amistad, demostrando que la verdadera grandeza no reside en el tamaño, sino en el corazón.

Y así, la ciudad de Córdoba se llenó de alegría, comprensión y armonía, gracias al gigante celeste y su pequeño amigo.

FIN.

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