El Gigante Perdido en Zorbat
En un planeta lejano llamado Zorbat, donde los árboles eran de colores brillantes y las montañas parecían de gelatina, vivía un gigante llamado Tuli. Tuli era un gigante bondadoso que siempre cuidaba de los pequeños seres del planeta, conocidos como los Zorbies. Pero un día, mientras exploraba una nueva parte de Zorbat, se perdió en un laberinto de arbustos multicolores.
"¡Oh, no! ¿Cómo voy a volver a casa?" - exclamó Tuli, mirando alrededor, confundido.
Mientras tanto, en otro rincón del planeta, una valiente Zorbie llamada Lila escuchó los gritos de Tuli. Aunque era pequeña, su curiosidad era tan grande como el corazón de Tuli.
"¡Voy a ayudarlo!" - decidió Lila, corriendo hacia el lugar de donde venían los gritos.
Cuando Lila llegó, vio al gigante atrapado entre los arbustos.
"¡Hola! Soy Lila. ¿Estás bien, señor gigante?" - preguntó con voz temblorosa pero valiente.
"¡Hola, pequeña Zorbie! Me he perdido y no sé cómo volver a mi hogar. Me llamo Tuli" - respondió el gigante, con una sonrisa que iluminó su rostro.
Lila, sintiendo que debía ayudar a su nuevo amigo, le preguntó:
"¿Qué fue lo último que viste antes de perderte?"
"Vi un hermoso río de colores brillantes y decidí seguirlo. Sin embargo, me distraje con las flores y terminé aquí" - se lamentó Tuli.
"Entonces, ¡vamos a buscar el río!" - sugirió Lila, emocionada.
Juntos, comenzaron su búsqueda, atravesando praderas de hierbas brillantes y valles llenos de flores danzarinas. Pero luego, se enfrentaron a un desafío: un puente de arcoíris que parecía muy frágil.
"No sé si puedo cruzar esto, soy muy grande" - dijo Tuli, preocupándose por romper el puente.
"Pero si trabajamos juntos, podemos encontrar la manera de cruzarlo. ¡Tu fuerza y mi ingenio nos ayudarán!" - respondió Lila, confiada.
Tuli pensó un momento y con cuidado, colocó un gran tronco sobre el puente como soporte. Lila, en su valentía, guió al gigante sobre el tronco, asegurándose de que ambos pudieran cruzar sin problemas.
"¡Lo hicimos!" - gritó Lila, emocionada. Tuli sonrió, sorprendido por la valentía y la sabiduría de su pequeña amiga.
Prosiguiendo su camino, llegaron a una cueva oscura. Dentro, oyeron un ruidito extraño.
"¿Qué fue eso?" - preguntó Tuli, un poco asustado.
"Voy a averiguarlo" - dijo Lila, acercándose, sin miedo. Resultó ser un pequeño Zorbie atrapado.
"Por favor, ayúdenme, estoy atascado aquí" - suplicó el Zorbie, preocupado.
Tuli se acercó y gentilmente levantó las rocas que atrapaban al pequeño ser. Cuando el Zorbie fue liberado, saltó de alegría.
"¡Gracias, gracias!" - gritó el Zorbie. "Yo puedo guiarlos hacia el río. Solo sigan mi camino!"
Tuli y Lila siguieron al Zorbie, quien los llevó a través de un túnel de luz que los condujo rápidamente hacia el río de colores brillantes.
"¡Miren! ¡El río!" - exclamó Tuli, lleno de alegría.
Pero cuando llegaron, se dieron cuenta de que había un problema. El río estaba bloqueado por grandes rocas.
"¿Cómo podremos cruzarlo?" - se preguntó Lila, preocupada.
Tuli comió un poco de las mágicas frutas de Zorbat y, con su fuerza nueva, empujó las rocas a un lado.
"¡Ahora sí podemos cruzar!" - dijo, mientras todos aplaudían. Cruzaron el río y sintieron la brisa fresca en sus rostros.
Finalmente, después de una larga jornada de aventuras, llegaron a la casa de Tuli.
"Lo lograste, Tuli!" - dijo Lila con una sonrisa radiante. "Y yo te ayudé".
Tuli se agachó y le dio un gran abrazo a Lila.
"No, pequeña amiga. ¡Fue un esfuerzo en equipo! Gracias por tu valentía y bondad. Jamás me hubiera perdido sin ti".
Desde ese día, Tuli y Lila se volvieron los mejores amigos y aprendieron que, aunque uno sea grande y otro pequeño, juntos pueden superar cualquier obstáculo.
Y así, en Zorbat, el gigante y la Zorbie continuaron sus aventuras, siempre listos para ayudar a otros y aprender el uno del otro, porque la amistad es la fuerza más grande de todas.
FIN.