El globo de la amistad



Había una vez cinco amigos que se llamaban Juan, Sofía, Tomás, Ana y Pedro. Ellos vivían en una ciudad muy grande y querían explorarla juntos.

Un día decidieron caminar en línea recta por la calle principal de la ciudad, pero cada vez que llegaban a una esquina giraban 90 grados para seguir su camino. Así caminaron por varias cuadras hasta que llegaron a un parque donde encontraron un globo gigante. - ¡Miren ese globo! -exclamó Sofía emocionada-.

¡Debemos subirnos! - Pero no podemos dejarlo volar -dijo Juan preocupado-, ¿qué hacemos? Entonces Tomás tuvo una idea brillante: usar el globo como transporte para conocer la ciudad desde las alturas.

Con mucho cuidado todos subieron al globo y comenzaron su aventura. Desde arriba vieron edificios altísimos, calles llenas de gente y lugares hermosos que nunca habían visto antes. Pero cuando estaban disfrutando del paisaje, el viento comenzó a soplar con fuerza y el globo se descontroló.

- ¡Esto no está bien! -gritó Ana asustada-. ¿Qué haremos? Pedro tomó el mando del globo e intentó controlarlo con todas sus fuerzas mientras los demás lo ayudaban a sujetarlo.

Fue entonces cuando recordaron algo importante: siempre debían trabajar juntos para superar cualquier obstáculo. Finalmente lograron aterrizar en un lugar seguro y aprendieron la importancia de trabajar en equipo para alcanzar sus objetivos.

A partir de ese día siguieron explorando la ciudad juntos, descubriendo nuevos lugares y viviendo aventuras emocionantes. Y así, los cinco amigos siguieron caminando en línea recta por la vida, pero siempre dispuestos a girar 90 grados si eso significaba descubrir algo nuevo y emocionante.

FIN.

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