El globo mágico de Rufino



Había una vez en un bosque encantado, un ogro llamado Rufino. A diferencia de los demás ogros, Rufino era amable y cariñoso con todos los seres que habitaban en el bosque.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Rufino encontró un hermoso globo de colores brillantes atascado entre las ramas de un árbol. Rufino se acercó al globo y lo observó con curiosidad. Nunca antes había visto algo así y le pareció fascinante.

Decidió desatarlo y llevárselo consigo para explorar juntos el mundo fuera del bosque. "-¡Qué bonito eres! ¿Quieres ser mi amigo y descubrir aventuras juntos?" -preguntó emocionado Rufino al globo.

El globo asintió alegremente, moviéndose suavemente de un lado a otro como si estuviera bailando de felicidad. Juntos emprendieron un viaje fuera del bosque, recorriendo praderas, ríos y montañas. Se encontraron con hadas risueñas, duendes juguetones y animales parlanchines que les contaban historias increíbles sobre sus travesuras.

Pero un día, mientras cruzaban un valle ventoso, una ráfaga de viento fuerte sorprendió a Rufino y al globo haciendo que este último se soltara de la cuerda que lo sujetaba a la mano del ogro.

El globo comenzó a elevarse rápidamente hacia el cielo azul sin que Rufino pudiera alcanzarlo. "-¡No te vayas! ¡Vuelve!" -gritaba desesperado Rufino viendo cómo su amigo se alejaba cada vez más alto en el cielo.

El ogro bueno se sentía triste y solo sin su compañero de aventuras. Decidió entonces pedir ayuda a sus amigos del bosque para recuperar al globo perdido. Los animales organizaron una búsqueda masiva por todo el valle para encontrar al globo desaparecido.

Recorrieron cuevas oscuras, lagos cristalinos y praderas florecidas sin éxito alguno. Hasta que finalmente, una familia de pájaros mensajeros avistó al globo flotando cerca de las nubes en lo alto de una montaña inaccesible.

Rufino no dudó ni un segundo en subir hacia la cima de la montaña con la ayuda de sus amigos animales más ágiles como monos saltarines y ardillas veloces hasta alcanzar al globito perdido.

"-¡Te encontré! ¡Nunca más te dejaré ir!" -exclamó feliz Rufino abrazando con cuidado al globito entre sus manos. El globo respondió moviéndose suavemente como si estuviera contento también por volver junto a su amigo ogro bueno.

Juntos regresaron al bosque donde fueron recibidos con alegría por todos los habitantes quienes celebraron con una gran fiesta el reencuentro tan esperado.

Desde ese día, Rufino y su globito perdido se convirtieron en inseparables compañeros compartiendo nuevas aventuras dentro y fuera del bosque encantado siempre recordando que la verdadera amistad puede superar cualquier obstáculo por grande que sea.

FIN.

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