El globo rojo de Carlitos



Carlitos era un niño curioso y aventurero. Siempre había soñado con conocer otros países, probar comidas nuevas y aprender sobre otras culturas. Pero vivía en una pequeña ciudad de Argentina y no tenía mucho dinero para viajar.

Un día, mientras paseaba por el parque con su abuela, Carlitos se encontró con un globo rojo brillante atado a un banco. Lo tomó en sus manos y leyó la nota que estaba pegada: "Viaja al país de tus sueños".

Carlitos sonrió emocionado, sabía que ese globo lo llevaría a algún lugar mágico. Sin pensarlo dos veces, Carlitos soltó el globo al cielo y empezó a correr detrás de él.

El globo subió cada vez más alto hasta que desapareció en las nubes. Carlitos se detuvo agotado y decepcionado. ¿Había sido solo una ilusión? De repente, sintió una brisa fresca en su cara y escuchó un ruido extraño detrás de él.

Al darse vuelta, vio un avión enorme posándose justo al lado del parque. La puerta se abrió sola invitándolo a entrar. Carlitos no podía creer lo que estaba pasando pero decidió subir al avión sin pensarlo demasiado.

Adentro encontró asientos cómodos como los de las películas, pantallas gigantes con juegos divertidos e incluso comida gratis. "¿Hola? ¿Hay alguien ahí?"-preguntó tímidamente Carlitos. "¡Bienvenido! Soy la capitana del vuelo 777 hacia cualquier destino que desees"-respondió una voz dulce desde el micrófono.

Carlitos no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Era posible viajar a cualquier lugar del mundo sin pagar un solo centavo?"¿Puedo ir a Japón?"-preguntó Carlitos emocionado.

"Claro que sí, solo tienes que cerrar los ojos y desearlo con todo tu corazón"-dijo la capitana. Carlitos cerró los ojos y se concentró en su deseo. De repente, el avión empezó a sacudirse y moverse como si estuviera volando muy rápido.

Cuando abrió los ojos, se encontraba en una calle llena de luces brillantes y edificios altos con formas extrañas. "¡Wow! ¿Esto es Japón?"-preguntó Carlitos sorprendido. "Sí, bienvenido al país del sol naciente"-respondió la capitana sonriendo.

Carlitos pasó días increíbles en Japón: comió sushi, aprendió artes marciales, visitó templos sagrados y hasta cantó karaoke con niños japoneses. Pero llegó un momento en que supo que tenía que regresar a casa. La capitana apareció de nuevo para llevarlo de vuelta al parque donde había comenzado su aventura.

Carlitos bajó del avión triste pero feliz por haber cumplido su sueño de conocer otro país. "Gracias por esta experiencia inolvidable"-dijo Carlitos antes de irse corriendo hacia su casa para contarle todo a su abuela.

Desde entonces, Carlitos siempre recordaba esa aventura mágica cada vez que veía un globo rojo brillante en el cielo. Sabía que nunca debía dejar de soñar y que siempre habría un camino para cumplir sus deseos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!