El globo rojo perdido



Un día soleado, Jazmin y su hermano Benito estaban jugando en el patio trasero de su casa. Jazmin estaba corriendo alrededor de Benito, mientras él gateaba detrás de ella.

"¡Ven aquí, bebe chancho!" dijo Jazmin riendo mientras se alejaba de él. La mamá de los niños observó la escena y decidió intervenir. "Jazmin, no debes llamar a tu hermano así.

Él es un bebé adorable y no es un chancho", explicó la mamá con una sonrisa cálida. "¿Por qué?" preguntó Jazmin confundida. "Bueno, porque cada ser humano es especial y único. Todos merecemos respeto y amor", respondió la mamá.

Jazmin comprendió lo que su madre le dijo y abrazó a su hermanito con cariño. Desde ese momento, decidió tratarlo con más respeto y cuidado. Pero esa tarde algo sorprendente ocurrió: un globo rojo apareció en el cielo azul claro del patio trasero.

Los ojos de los dos niños brillaron al verlo flotar libremente en el aire. "¡Mira! ¡Un globo!" exclamó Benito señalando hacia arriba.

Jazmín corrió hacia la puerta para salir al jardín y seguir viendo como el globo se alejaba aún más alto en el cielo. Pero cuando llegaron afuera, notaron que había desaparecido entre las nubes blancas del cielo. Los dos se quedaron mirando fijamente las nubes por unos segundos, hasta que Jazmin tuvo una idea.

"Vamos a buscar el globo juntos", dijo Jazmin tomando la mano de su hermanito. Y así comenzó la aventura. Los dos niños caminaron y corrieron por todo el barrio en busca del globo, preguntando a todos los vecinos si lo habían visto.

Pero nadie pudo ayudarlos. De repente, cuando ya estaban cansados y apunto de rendirse, vieron algo brillante colgando de un árbol cercano. Era el globo rojo que tanto buscaban.

Los niños se acercaron al árbol y notaron que estaba atrapado en una rama alta. Jazmín intentó saltar para alcanzarlo pero no pudo. Fue entonces cuando Benito le dio una idea sorprendente:"Jazmin, sube sobre mi espalda para llegar más alto".

Jazmín no estaba segura al principio pero decidió probarlo. Con mucho cuidado se subió sobre la espalda de su hermano menor y logró alcanzar el globo rojo con facilidad.

Ambos niños celebraron emocionados mientras volvían a casa con el precioso tesoro que habían encontrado juntos: un globo rojo brillante. Desde ese día, Jazmin aprendió a tratar a su hermano pequeño con más respeto y amor; comprendiendo que cada ser humano es único e importante en este mundo.

Y Benito siempre recordaría aquel momento especial donde trabajaron juntos para conseguir algo maravilloso.

FIN.

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