El Globo Rojo y el Mundo que Espera


Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en una pequeña casita junto a su familia. Desde que comenzó la pandemia, había pasado mucho tiempo en casa y ya no recordaba cómo era el mundo de afuera.

Mateo solía pasar sus días jugando con sus juguetes, leyendo libros y viendo películas. Pero cada vez que miraba por la ventana, solo veía calles vacías y silenciosas.

Se preguntaba si todo lo que veía en la televisión era real o simplemente producto de su imaginación. Un día, mientras estaba sentado frente a la ventana pensando en todas estas cosas, vio algo inusual: un globo rojo flotando en el cielo.

Mateo se emocionó mucho al verlo y decidió salir de casa para investigar. Al abrir la puerta, se encontró con un vecino llamado Don Julio caminando por la calle con su perro Pancho.

Mateo corrió hacia él y exclamó: "¡Hola Don Julio! ¿Es real? ¿Está pasando algo afuera?"Don Julio sonrió amablemente y respondió: "¡Hola Mateo! ¡Claro que es real! Aunque haya pasado mucho tiempo sin salir de casa, el mundo sigue ahí afuera esperándonos".

Mateo sintió una mezcla de emoción y nerviosismo mientras observaba las calles llenas de personas caminando, autos transitando y tiendas abiertas. Era como si estuviera descubriendo un nuevo mundo después de tanto tiempo.

Don Julio le dijo a Mateo que había tomado todas las precauciones necesarias para mantenerse seguro mientras estaba fuera de casa. Le explicó sobre el uso del tapabocas, el distanciamiento social y la importancia de lavarse las manos con frecuencia. Mateo asintió con entusiasmo y decidió que era hora de explorar.

Caminó por las calles, saludando a las personas y observando todo a su alrededor. Se dio cuenta de que el mundo seguía girando y que había muchas cosas interesantes por descubrir.

Mientras paseaba, Mateo se encontró con un grupo de niños jugando en un parque. Se acercó timidamente y preguntó si podía unirse a ellos. Los niños lo recibieron con alegría y comenzaron a jugar juntos.

A medida que pasaba el tiempo, Mateo se dio cuenta de lo importante que es salir al mundo exterior, conocer nuevas personas y disfrutar de la vida fuera del hogar. Aprendió sobre la importancia del juego, la amistad y la exploración.

Después de una tarde llena de diversión en el parque, Mateo regresó a casa con una sonrisa en su rostro. Le contó emocionado a su familia todas sus aventuras y les dijo lo feliz que estaba de haber salido al mundo real otra vez.

Desde ese día, Mateo no volvió a dudar si el mundo exterior existía o no. Sabía que estaba ahí afuera esperándolo para vivir nuevas experiencias cada día.

Y así, Mateo aprendió una valiosa lección: aunque pueda ser cómodo quedarse en casa durante mucho tiempo, es importante salir al mundo exterior para crecer como persona y disfrutar de todo lo maravilloso que nos rodea. Fin

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