El gol de Juan


Juan era un niño muy amigable, le encantaba jugar futbol pero un día algo inesperado sucedió. Esa mañana soleada, Juan se levantó emocionado por el partido que tendría con sus amigos en el parque.

Al llegar al campo de juego, todos estaban listos para empezar. El equipo de Juan iba perdiendo por un gol y solo faltaba un minuto para que terminara el partido.

Juan recibió el balón en los pies y tenía la oportunidad de empatar el juego. Sin embargo, cuando se disponía a disparar a portería, tropezó con una piedra y cayó al suelo. -¡Ay! ¡Me torcí el tobillo! -exclamó Juan con dolor. Sus amigos corrieron hacia él preocupados.

-¿Estás bien, Juan? -preguntó Pedro. -Sí, creo que solo es un esguince leve -respondió Juan con gesto adolorido. Los demás chicos ayudaron a Juan a levantarse y lo llevaron hasta un banco para que descansara su tobillo lastimado.

El árbitro pitó el final del partido y lamentablemente perdieron. Esa noche, mientras descansaba en casa con su tobillo vendado, Juan se sentía triste por no haber podido completar el partido y ayudar a su equipo a ganar. Su mamá se acercó a consolarlo.

-Hijo, sé que estás decepcionado, pero recuerda que lo importante no es siempre ganar, sino hacer lo mejor que puedas -le dijo cariñosamente.

Juan reflexionó sobre las palabras de su mamá y decidió tomar una actitud positiva frente a la situación. Comenzó a investigar ejercicios de recuperación para fortalecer su tobillo y prometió volver más fuerte que nunca al campo de juego.

Pasaron las semanas y gracias al cuidado de sus padres y la constancia en sus ejercicios de rehabilitación, Juan pudo volver a jugar futbol con normalidad. Esta vez estaba decidido a dar lo mejor de sí mismo sin importar si ganaban o perdían.

En el próximo partido importante, el equipo de Juan estaba empatando 2-2 contra sus rivales más difíciles. Faltaban apenas unos minutos para que terminara el encuentro cuando nuevamente el balón llegó a los pies de Juan.

Esta vez no dudó ni un segundo y con un potente remate marcó el gol decisivo para la victoria de su equipo. Todos los presentes en el estadio estallaron en aplausos y felicitaron a Juan por su increíble actuación.

Él sonreía feliz sabiendo que había superado un obstáculo importante y demostrando que nunca hay que rendirse ante las adversidades. Desde ese día en adelante, todos admiraban la determinación y valentía de Juan tanto dentro como fuera del campo de juego.

Se convirtió en un ejemplo para sus amigos e inspiraba a otros niños a seguir luchando por sus sueños sin importar los obstáculos que pudieran encontrar en el camino.

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