El gol de la amistad



Había una vez un chico llamado Juanito que era muy apasionado por el fútbol. Todos los días, después de la escuela, se reunía con sus amigos en el parque para jugar al fútbol y pasarlo bien.

Un día, mientras jugaban, Juanito notó algo extraño. Sus amigos parecían evitar pasarle la pelota cuando él estaba cerca. No entendía qué sucedía, ya que siempre había sido parte del equipo y se llevaba bien con todos.

Al terminar el partido, Juanito se acercó a su amigo Manuel y le preguntó: "Manuel, ¿por qué nadie me pasa la pelota? Me siento excluido". Manuel bajó la cabeza avergonzado y respondió: "Es porque eres boliviano". Juanito quedó sorprendido por esa respuesta.

No entendía cómo su nacionalidad podía afectar su amistad y su pasión por el fútbol. Se sintió triste y desanimado. Decidido a cambiar las cosas, Juanito decidió hablar con su abuelo Don Ramón.

Él sabía que su abuelo tenía muchas historias inspiradoras que podrían ayudarlo a superar esta difícil situación. Don Ramón escuchó atentamente a Juanito y le dijo: "Mi querido nieto, no importa de dónde vengas ni cuál sea tu origen.

Lo importante es lo que tienes en tu corazón y cómo te comportas con los demás". Juanito asintió pero aún se sentía confundido sobre cómo hacer frente a esta situación.

Al día siguiente, durante otro partido de fútbol en el parque, Juanito decidió actuar de manera diferente. En lugar de enojarse o sentirse excluido, decidió mostrar su amor por el juego y su habilidad con la pelota. - ¡Pásame la pelota, Manuel! -gritó Juanito mientras se movía rápidamente por el campo.

Manuel, sorprendido por la determinación de Juanito, le pasó la pelota. Juanito hizo un pase perfecto a otro compañero de equipo, quien anotó un gol. Todos quedaron impresionados con sus habilidades y comenzaron a ver más allá de su nacionalidad.

A medida que los días pasaban, Juanito continuaba mostrando su talento en cada partido. Sus amigos se dieron cuenta de que era injusto juzgarlo solo por ser boliviano y comenzaron a aceptarlo como parte integral del equipo.

El resto de los chicos también empezaron a cambiar su actitud hacia él. Comenzaron a pasarle la pelota sin importar su origen o nacionalidad. La amistad volvió a florecer entre todos ellos.

Juanito aprendió una valiosa lección: no importa quién eres ni dónde vienes, lo que realmente importa es cómo te comportas y cómo tratas a los demás.

El fútbol les enseñó que todos somos iguales cuando estamos en el campo y que nuestras diferencias deben ser celebradas en lugar de usadas para separarnos. Desde aquel día, Juanito nunca volvió a sentirse excluido o discriminado por ser boliviano. Se convirtió en un jugador destacado y siempre fue respetado dentro y fuera del campo.

Y así termina esta historia inspiradora sobre superar prejuicios y encontrar verdadera amistad. Recuerda: no hay barreras que no puedas superar si tienes pasión y perseverancia en tu corazón. ¡A jugar!

FIN.

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