El Gol de la Amistad



Un día, mientras navegaba por las redes sociales, Alan vio una foto de Romi. Ella sonreía con una energía contagiosa. Sin pensarlo dos veces, Alan decidió escribirle:

"¡Hola! Soy Alan, me encanta tu estilo. ¿Te gustaría conocernos en persona?"

Romi miró su teléfono y sonrió. Había algo especial en el mensaje de Alan.

"¡Hola! ¿Cómo estás? Me encantaría conocerte. ¿Dónde te gustaría vernos?"

Alan, muy emocionado, pensó en su lugar favorito:

"Podemos ir a la cancha. Este sábado estoy jugando, ¡y sería genial que vinieras!"

Romi aceptó la invitación y llegó el gran día. La cancha estaba repleta de amigos y familiares. Alan, al ver a Romi en la tribuna, se sintió un poco nervioso pero más que emocionado. Ese día había entrenado para mostrar su mejor juego.

Cuando comenzó el partido, Alan se lució. Cada vez que anotaba un gol, sonreía y le enviaba un saludo a Romi.

"¡Eso fue para vos, Romi!" grito mientras levantaba los brazos.

Romi no podía parar de aplaudir. La energía era extraordinaria. Alan jugaba con tanta ilusión que todos sus compañeros lo motivaban.

- “¡Vamos, Alan! ¡Que es para Romi! ” gritaban sus amigos.

Después del partido, Alan se acercó a Romi, radiante.

"¿Te gustó?"

"¡Me encantó! Eres un jugador increíble y me sentí muy feliz viéndote!"

A partir de ese día, comenzaron una hermosa amistad. Se veían casi todos los días. Paseaban por el parque, iban al cine y compartían risas. Con el tiempo, esos momentos juntos los llevaron a descubrir que se gustaban mucho más de lo que pensaban.

Un día, después de una tarde mágica en el parque, Alan se armó de valor y dijo:

"Romi, creo que eres una persona especial... ¿te gustaría ser mi novia?"

Romi, feliz, respondió:

"¡Sí! Me encantaría. ¡Eres el mejor!"

Desde entonces, Alan y Romi vivieron momentos maravillosos juntos. Se apoyaban mutuamente y siempre se recordaban que lo más importante era la confianza y el respeto.

Pero un día, ocurrió algo inesperado. Alan comenzó a recibir mensajes de personas que no eran muy amables y que decían que no iba a poder seguir siendo un buen jugador si se distraía con una relación. Alan se preocupó y le mostró los mensajes a Romi.

"Romi, ¿qué hago? Dicen que debería enfocarme solo en el fútbol..."

Romi lo miró con ternura y le dijo:

"Alan, recuerda que la vida es un equilibrio. El fútbol te apasiona, pero también lo hace tu felicidad. No dejes que lo que digan los demás haga que te alejes de lo que amas, incluso si eso incluye nuestra relación. A veces, hay que distraerse un poco para ser el mejor en lo que hacemos. ¡Yo creo en vos!"

Los ojos de Alan brillaron. Las palabras de Romi le dieron fuerzas. Así que decidió entrenar con más ganas y también dedicar tiempo a su relación con ella.

Poco a poco, comenzó a recibir mucho apoyo de sus amigos y familiares. Se dio cuenta de que lo importante no era lo que decían los demás, sino lo que él mismo quería y cómo se sentía.

Los días pasaron, las estaciones cambiaron, pero lo que no cambió fue la complicidad y amor entre Alan y Romi. Siempre apoyándose como dos grandes amigos, siendo quienes eran el uno para el otro. Juntos se volvieron más fuertes y continuaron creyendo en ellos mismos, en sus pasiones y en su lindo vínculo.

Y así, el amor de Alan y Romi no solo fue una historia de corazones, sino también de perseverancia y crecimiento, demostrando que el verdadero amor se construye con confianza, apoyo y respeto mutuo.

FIN.

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