El gol de la inclusión


En un soleado día de primavera, en el parque del barrio, un grupo de amigos se reunió para jugar al fútbol. Había risas, gritos y mucha emoción en el aire. Todos estaban ansiosos por empezar el partido.

- ¡Vamos chicos, formemos los equipos! - exclamó Juan, el más entusiasmado de todos. Mientras elegían a los jugadores, María observaba desde lejos con una sonrisa en su rostro.

María era una niña especial: tenía discapacidad motriz y no podía correr como los demás, pero eso no la detenía para disfrutar del juego y animar a sus amigos. - ¿Puedo jugar también? - preguntó tímidamente María acercándose al grupo. Los chicos se miraron entre sí sin saber qué decir.

Sabían que María tenía dificultades para moverse, lo que podría complicar el juego. Pero antes de que pudieran responder, Juan tomó la palabra:- ¡Claro que sí! Todos somos amigos aquí y lo importante es divertirnos juntos.

Con una amplia sonrisa, María se unió al equipo de Juan. A pesar de sus limitaciones físicas, demostró tener un gran talento para pasar el balón con precisión y estrategia.

Los chicos se sorprendieron gratamente por su habilidad y pronto descubrieron que trabajar en equipo con María les daba una ventaja única en el partido. El partido estaba reñido y emocionante. Los dos equipos luchaban con fuerza por anotar goles y ganar el juego.

En medio de la competencia sana, María brillaba con su espíritu positivo y su determinación inquebrantable. - ¡Vamos equipo, podemos hacerlo juntos! - animaba María cada vez que tocaba el balón.

Finalmente, llegó el momento decisivo: con un pase magistral de María, Juan logró marcar el gol ganador para su equipo. Todos estallaron en júbilo y celebraron la victoria abrazando a María como una verdadera heroína del partido.

Después del emocionante encuentro, los chicos se sentaron juntos en el césped para descansar y reflexionar sobre lo ocurrido. Fue entonces cuando Juan tomó la palabra:- Hoy aprendimos algo muy importante: trabajar en equipo significa apoyarnos mutuamente sin importar nuestras diferencias o limitaciones.

Gracias a María entendimos que la verdadera fuerza radica en nuestra unidad y solidaridad. María sonrió emocionada al escuchar las palabras de Juan y sintió orgullo por haber sido parte fundamental del éxito de su equipo.

Desde ese día en adelante, los chicos supieron que contaban con una compañera especial cuyo espíritu valiente e inspirador los guiaba hacia la victoria en cada desafío que enfrentaran juntos.

Y así terminó aquel inolvidable día en el parque donde el fútbol no solo fue un juego divertido, sino también una poderosa lección sobre la importancia del trabajo en equipo y la inclusión de todos sin importar sus diferencias.

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