El gol de la lectura


Ian era un niño alegre y curioso que siempre estaba dispuesto a aprender cosas nuevas. Le encantaba ir al colegio San Pedro, donde tenía muchos amigos con los que compartía juegos y risas.

Pero lo que más le gustaba de todo era el fútbol. Desde que aprendió a caminar, no había día en que no pateara una pelota.

Un día, la maestra de Ian les propuso a todos los niños de su clase participar en un concurso de lectura. Debían elegir un libro, leerlo y luego hacer una pequeña presentación frente al resto de sus compañeros. Ian, emocionado por la idea, se apresuró a buscar el libro perfecto en la biblioteca del colegio.

"¡Miren chicos! ¡Encontré un libro sobre futbol! ¡Es perfecto para mí!", exclamó Ian mostrando orgulloso su elección. Los días pasaron y Ian se dedicó con entusiasmo a leer su libro y practicar su presentación.

Sin embargo, cuando llegó el momento de hablar frente a sus compañeros, los nervios lo invadieron y no pudo articular ni una sola palabra. "Tranquilo Ian, sabemos lo mucho que te gusta el fútbol.

Seguro puedes contarnos algo interesante sobre tu libro", dijo la maestra intentando calmarlo. Pero Ian seguía sin poder hablar. Fue entonces cuando uno de sus amigos se acercó a él y le dio unas palmadas en la espalda. "No te preocupes Ian, confiamos en ti.

Sabemos que eres muy inteligente y tienes mucho para compartir con nosotros", dijo su amigo con una sonrisa reconfortante. Las palabras de aliento de su amigo hicieron que Ian recuperara la confianza en sí mismo.

Respiró hondo y comenzó a hablar sobre su libro con pasión y seguridad. Todos sus compañeros escuchaban atentamente, impresionados por el conocimiento y entusiasmo de Ian. Al finalizar su presentación, los aplausos resonaron en toda la sala y la maestra lo felicitó por su valentía y determinación.

"¡Bravo Ian! Has demostrado que con esfuerzo y confianza podemos superar cualquier obstáculo. Estoy muy orgullosa de ti", expresó la maestra con una sonrisa emotiva.

Desde ese día, Ian comprendió que aunque los retos puedan parecer difíciles al principio, siempre hay amigos dispuestos a apoyarnos y guiarnos en el camino hacia el éxito. Y así, entre risas y juegos de fútbol, Ian siguió creciendo felizmente rodeado del cariño de sus seres queridos.

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