El gol de Tomás
Había una vez un niño llamado Tomás, que siempre hacía ruidos y no escuchaba a los demás. En la escuela, sus compañeros se burlaban de él y los maestros lo regañaban constantemente por interrumpir las clases.
Un día, mientras jugaba en el parque, Tomás vio a un grupo de niños jugando juntos. Quería unirse a ellos pero no sabía cómo hacerlo. Se acercó tímidamente y comenzó a imitar los sonidos que hacían los otros niños al jugar.
Los niños lo miraron extrañados al principio pero luego comenzaron a reírse con él. "¡Mira chicos! Tomás también sabe hacer sonidos divertidos", exclamó uno de los niños.
Tomás se sintió feliz de ser aceptado por sus compañeros y decidió seguir jugando con ellos todos los días. Poco a poco fue mejorando su capacidad para escucharlos y aprender nuevos juegos.
Un día, mientras estaban jugando al fútbol, uno de los niños del equipo contrario les dijo algo muy desagradable sobre Tomás:"¿Por qué juegan con ese tonto? No sirve para nada". Los amigos de Tomás se quedaron callados sin saber qué decir. Pero en lugar de enojarse o sentirse mal, Tomás decidió demostrarles lo equivocados que estaban.
"Yo puedo jugar tan bien como cualquiera", dijo con determinación. Y así fue. Con mucha concentración e ímpetu, logró marcar varios goles para su equipo ganando el partido.
A partir de ese momento, todos sus compañeros comenzaron a valorar más su amistad y respetar sus habilidades. Tomás se convirtió en uno de los más queridos y respetados del grupo. Desde entonces, Tomás aprendió que no es necesario ser igual a los demás para ser valioso y tener amigos.
Cada uno tiene sus propias habilidades y talentos que lo hacen especial y único. Y lo más importante, aprendió a escuchar a los demás para poder entenderlos mejor.
Y así, el niño que siempre hacía ruidos y no escuchaba se convirtió en un ejemplo de perseverancia, amistad y autoconfianza.
FIN.