El Gol del Aprendizaje


Santiago era un niño muy inquieto y divertido. Le encantaba jugar a la pelota con sus amigos en el parque, correr, saltar y reírse sin parar.

Pero cuando llegaba el momento de ir a la escuela, su cara se ponía triste y no quería saber nada. "No quiero ir a la escuela", decía Santiago cada mañana mientras se resistía a vestirse para salir. "Pero Santi, tienes que ir para aprender cosas nuevas", le explicaba su mamá.

"¡Pero yo ya sé muchas cosas! Sé cómo patear una pelota mejor que nadie", contestaba Santiago con orgullo. Sin embargo, un día algo cambió en la cabeza de Santiago.

Mientras jugaba al fútbol con sus amigos en el parque, se dio cuenta de que había cosas que no podía hacer tan bien como ellos. No sabía leer las reglas del juego escritas en una pizarra cerca del campo y eso lo hacía sentir incómodo e inferior.

"¿Qué dice ahí?", preguntó Santiago señalando la pizarra a uno de sus amigos. "Dice que hay que respetar las reglas del juego", respondió su amigo mientras le mostraba el texto escrito.

Santiago se quedó pensativo por unos segundos mientras miraba fijamente los dibujos y letras escritos en la pizarra. De repente sintió curiosidad por saber más sobre aquello que estaba leyendo.

Así fue como empezó a darse cuenta de que estudiar también tenía su lado interesante y útil para poder desarrollarse mejor en lo que más le gustaba: jugar al fútbol.

Esa misma tarde, después de haber terminado de jugar con sus amigos, Santiago se acercó a su mamá y le dijo:"Mamá, ¿me ayudás a estudiar un ratito? Quiero aprender más cosas sobre el fútbol". La mamá de Santiago no podía creer lo que estaba escuchando.

Había pasado tanto tiempo tratando de convencerlo de la importancia del estudio y ahora era él mismo quien pedía ayuda para aprender. Con una sonrisa en el rostro, tomó su mano y juntos se sentaron en la mesa del comedor para comenzar. Desde ese día, Santiago empezó a ver las cosas de otra manera.

Descubrió que estudiar no tenía por qué ser aburrido o difícil si encontraba algo que realmente le interesara.

Y así fue como empezó a leer libros sobre historia del fútbol, a practicar matemáticas con ejemplos relacionados al deporte y hasta aprendió inglés para poder entender mejor los comentarios de los partidos internacionales. Con el tiempo, Santiago se convirtió en uno de los mejores jugadores del equipo y su pasión por el fútbol nunca dejó de crecer.

Pero también siguió estudiando con entusiasmo porque sabía que eso le permitiría seguir mejorando cada vez más. "¿Viste Santi? El estudio siempre es importante", le decía su mamá mientras lo acompañaba al colegio todas las mañanas.

"Sí mamá, lo sé", respondía Santiago con una sonrisa pícara sabiendo que había descubierto algo nuevo e importante gracias a sus ganas de jugar al fútbol.

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