El gol del esfuerzo
Mateo era un niño de tres años muy activo y le encantaba jugar al fútbol. Un día, sus primos Agustín, Luna y Cohete fueron a visitarlo para jugar juntos.
- Hola Mateo, ¿quieres jugar al fútbol con nosotros? - preguntó Agustín. - ¡Sí! ¡Vamos a jugar! - respondió Mateo emocionado. Los cuatro niños comenzaron a jugar al fútbol en el patio trasero de la casa. Mateo corría detrás de la pelota sin parar y logró hacer varios goles.
Sin embargo, después de un rato, empezó a cansarse. - Chicos, me estoy cansando mucho - dijo Mateo jadeando.
- ¿Quieres descansar un poco? Podemos sentarnos bajo ese árbol mientras tomamos agua - sugirió Luna señalando hacia un árbol cercano. - Sí, buena idea - asintió Cohete mientras se dirigían hacia el árbol.
Mientras descansaban bajo el árbol, Agustín les contó una historia interesante sobre cómo los grandes jugadores de fútbol entrenan duro todos los días para mejorar su juego. Les explicó que incluso cuando están cansados o tienen dolor muscular siguen practicando porque aman el juego y quieren ser mejores en él.
Mateo escuchaba atentamente la historia y pensaba en cómo podía aplicar eso en su propio juego. Decidió que no se rendiría tan fácilmente la próxima vez que estuviera cansado o sintiera dolor muscular mientras jugaba al fútbol. Después del descanso, los cuatro niños volvieron a jugar al fútbol con más energía y determinación.
Mateo se esforzó más que nunca y logró hacer aún más goles. - ¡Genial, Mateo! ¡Eres un gran jugador de fútbol! - exclamó Luna emocionada. - Sí, eres increíble - agregó Cohete sonriendo.
Mateo estaba muy feliz y orgulloso de sí mismo. Había aprendido una importante lección sobre la perseverancia y el esfuerzo en su juego favorito. A partir de ese día, siguió practicando con más dedicación para mejorar su juego cada vez más.
FIN.