El gol inesperado de la amistad


Era un día soleado en Miami y el Interde se enfrentaba al equipo más poderoso de la liga. El estadio estaba lleno de fanáticos emocionados, listos para disfrutar de un gran partido.

En la cancha, Messi brillaba con su talento, pero el marcador seguía empatado y el tiempo estaba por agotarse. De repente, una voz aguda se escuchó desde la tribuna. Era Unhico, un niño de tez morena con una sonrisa radiante.

"¡Gol! ¡Messi, vamos, mete el gol!" gritó Unhico con tanta emoción que todos a su alrededor voltearon a mirarlo. Messi pareció escuchar el grito, levantó la mirada hacia la tribuna y sonrió.

En ese momento, el balón llegó a sus pies y con un extraordinario movimiento, Messi lanzó un potente disparo que cruzó la portería, anotando el gol que les daría el campeonato. La multitud estalló en júbilo, pero todos buscaron con la mirada a Unhico, quien saltaba emocionado sosteniendo una bandera del Interde.

Messi, conmovido por el gesto del niño, pidió que lo dejaran ingresar al campo. Cuando Unhico bajó las escaleras y llegó al césped, Messi lo abrazó y le entregó su banda de capitán como muestra de agradecimiento.

Desde ese día, Unhico se convirtió en el fan más querido del Interde, demostrando que los sueños pueden hacerse realidad y que la amistad siempre es más importante que cualquier título.

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