El golpe de Leo
Había una vez un niño llamado Leo, a quien le encantaba jugar al fútbol. Cada tarde, se reunía con sus amigos en la plaza del barrio para disfrutar de emocionantes partidos.
Leo era el capitán de su equipo y siempre daba lo mejor de sí en la cancha. Un día, durante un partido muy reñido, Leo disputó una pelota con mucho esfuerzo, pero de repente sintió un fuerte dolor en su pierna.
Cayó al suelo, con lágrimas en los ojos, mientras sus amigos corrían a su lado. - ¿Qué te pasó, Leo? -preguntó su amigo Marcos. - Me lastimé la pierna, no puedo levantarme -respondió Leo con voz temblorosa. Sus amigos lo ayudaron a levantarse y lo llevaron a casa.
La mamá de Leo lo llevó al médico, donde le diagnosticaron una fractura en su pierna. Leo se sintió triste y desilusionado, pensando que no podría volver a jugar al fútbol durante mucho tiempo.
Pasaron las semanas y Leo se aburría mucho en casa. Un día, su mamá le trajo un montón de libros sobre fútbol. Leo comenzó a leer y descubrió que podía aprender mucho sobre el juego mientras se recuperaba.
También encontró en la lectura una forma de entretenerse y mantenerse conectado con su pasión. Al cabo de unas semanas, la pierna de Leo sanó por completo y, con la autorización médica, volvió a la cancha. Pero esta vez, Leo regresó con más conocimientos y una actitud renovada.
Se convirtió en un jugador más estratégico y solidario, gracias a todo lo que había aprendido en esos libros. Sus amigos notaron el cambio y pronto el equipo de Leo empezó a ganar más partidos que nunca.
Desde ese día, Leo supo que, aunque enfrentara dificultades, siempre encontraría una forma de superarlas y crecer. Y así, cada vez que jugaba al fútbol, agradecía haber tenido la oportunidad de aprender incluso cuando no podía estar en la cancha.
FIN.