El Gorila Taxista y el Cocodrilo Villano
En la animada ciudad de Nueva York, un gorila llamado Jorge trabajaba como taxista. Jorge no era un gorila cualquiera; tenía un gran corazón y siempre ayudaba a los pasajeros a llegar a su destino. A pesar de ser un gorila, todos en el vecindario lo querían y lo conocían como 'el mejor taxista de la ciudad'.
Un día, mientras esperaba un pasajero en Central Park, Jorge escuchó un ruido extraño. Era un grito: -¡Ayuda! ¡Socorro! -Viniendo del lago. Jorge, decidido a investigar, apagó el motor del taxi y se acercó rápidamente.
Al llegar, vio a un enorme cocodrilo llamado Rocco que estaba asustando a los patitos y a todos los que paseaban por el parque.
-¡Salgan todos corriendo! -gritaba Rocco con su voz grave, mientras los patitos nadaban despavoridos en el agua.
Jorge, aunque temía al cocodrilo, sabía que tenía que intervenir.
-¡Espera, Rocco! -le dijo Jorge, acercándose con valentía- ¡No necesitas hacerles daño!
-¡Pero estoy aburrido! -respondió Rocco, sin darse cuenta del miedo que causaba.
Jorge pensó que quizás Rocco solo quería compañía. -¿Por qué no jugás con ellos en lugar de asustarlos? -sugirió.
Rocco frunció el ceño. -No sé jugar. A nadie le gusta estar conmigo.
Entonces Jorge decidió hacer algo. -Si querés, yo puedo ayudarte. Te enseñaré a jugar.
Rocco lo miró sorprendido. -¿De verdad?
-¡Claro! -dijo Jorge con una sonrisa. Y así, con una gran idea en mente, comenzó a jugar con los patitos y a enseñarle juegos divertidos a Rocco.
Después de un rato, Rocco se olvidó de asustar a los demás y empezó a reír.
-¡Esto es genial! -exclamó el cocodrilo, mientras saltaba y chapoteaba en el agua.
Unos días después, cuando Jorge estaba en su taxi, recibió un llamado de auxilio. Un grupo de villanos estaba robando una tienda. El gorila taxista, más decidido que nunca, corrió hacia el lugar de los hechos.
Cuando llegó, se dio cuenta de que los villanos habían bloqueado la entrada. -¡Rocco! -gritó Jorge, recordando que el cocodrilo podía ayudarlo.
-¿Qué sucede, amigo? -preguntó Rocco al acercarse.
-¡Los villanos están robando! Necesito tu ayuda.
Rocco se sintió importante. -¡Déjamelo a mí! -dijo con determinación.
Juntos, Jorge y Rocco idearon un plan. Jorge se hizo pasar por un cliente y entró a la tienda, mientras Rocco se quedaba afuera, listo para actuar.
-¡Hola, chicos! -dijo Jorge, haciendo que los villanos se dieran vuelta. -¡No hay nada de valor aquí!
Mientras los villanos miraban a Jorge, Rocco saltó de detrás de un coche, aterrizando justo en la entrada.
-¡Sorpresa! -gritó. Los villanos, sorprendidos, se asustaron y comenzaron a correr.
-¡Detenganese! -gritó Jorge mientras los apresaba, usando su fortaleza. Con la ayuda de Rocco, lograron atrapar a los ladrones hasta que llegó la policía.
El comisario, impresionado, le agradeció a Jorge y Rocco. -Ustedes son unos verdaderos héroes.
Desde ese día, Jorge y Rocco se convirtieron en un dúo inseparable, protegiendo la ciudad y ayudando a todos los que lo necesitaban.
Muchos aprendieron que no hay que juzgar a los demás por su apariencia. Rocco no era solo un cocodrilo gigante: era un buen amigo que podía ser muy valioso y divertido si se le daba una oportunidad.
Así, Jorge el gorila taxista y Rocco el cocodrilo se pasearon por Nueva York como los mejores superhéroes de la ciudad, recordándole a todos que la amistad y la comprensión pueden cambiar el mundo.
FIN.