El Gorrión Perdido
Era una noche estrellada en la ciudad de Buenos Aires. Los sonidos de la vida nocturna resonaban por doquier. Entre la multitud y el bullicio, vivía un pequeño gorrión llamado Pipo. Lleno de curiosidad, Pipo decidió aventurarse más allá de su hogar y se encontró con un grupo de amigos pájaros que estaban celebrando la llegada de la primavera.
Con cada sorbo de néctar dulce que le ofrecían, Pipo sentía que volaba más alto. Sin darse cuenta de cómo pasaba el tiempo, llegó la mañana y Pipo despertó en un parque que no reconocía. Desconcertado y con la cabeza pesada, miró a su alrededor y pensó:
"¿Dónde estoy?"
El parque era hermoso, lleno de flores y árboles altos, pero no era su hogar.
Mientras intentaba recordar cómo había llegado allí, se acercó un viejo loro, llamado Teo, que lo observaba con curiosidad.
"Buenos días, pequeño gorrión. Pareces perdido. ¿Qué te ocurrió anoche?"
"No sé, me emborraché con mis amigos y me desperté aquí. No tengo idea de cómo volver a mi casa", dijo Pipo con un tono de angustia.
Teo, lleno de sabiduría, le ofreció su ayuda.
"No te preocupes, tenemos mucho tiempo para encontrar el camino de regreso. Primero, tienes que aprender a orientarte. ¿Ves ese árbol alto?"
Pipo miró hacia arriba.
"Sí, lo veo. Es enorme."
"Desde la cima, podrás ver la ciudad entera. Subamos y busquemos algo familiar."
FIN.