El Gran Acierto de Tomi
Era una mañana soleada en el pequeño pueblo de Los Arroyos. Tomi, un niño de diez años, estaba emocionado, porque ese sábado tendría un evento especial en la escuela: una feria científica. ¡Sus amigos y él habían estado trabajando en un proyecto sobre el ciclo del agua!
—
¡Tomi, no puedo esperar para mostrar nuestro proyecto!
—dijo su amiga Laura, mientras corrían hacia la escuela.
—
¡Yo tampoco! Pero, ¿está todo listo? —preguntó Tomi, un poco nervioso.
—
Por supuesto, armamos todo el diorama y preparamos el experimento. ¡Va a ser increíble!
Esa mañana, la escuela estaba decorada con coloridos carteles y mesas llenas de proyectos. Los padres y otros niños admiraban todo lo que los alumnos habían preparado. Cuando llegó su turno, Tomi se puso frente a la mesa y sonrió a sus amigos.
—
Hola a todos, somos Tomi y Laura, y hoy les vamos a contar sobre el ciclo del agua. ¡Miren cómo funciona!
Su proyecto atrajo la atención de muchos, y Tomi se sentía feliz. Sin embargo, mientras explicaban, un niño nuevo del colegio, Felipe, los miraba desde el fondo del aula. Tomi lo notó, pero no le dio mucha importancia, ya que estaba concentrado en su exposición.
Al finalizar la feria, los profesores dieron premios a los mejores proyectos. Para su sorpresa, Tomi y Laura ganaron el segundo lugar.
—
¡Celebrémoslo con un helado! —sugerió Laura.
—
¡Sí! Estoy feliz, pero quiero hablar con Felipe. Lo vi mirándonos durante la exposición, y creo que le gustaría unirse a nosotros —dijo Tomi.
Al salir, Tomi se acercó a Felipe.
—
Hola, soy Tomi. ¿Te gustó nuestra exposición?
—
Sí, la verdad es que estuvo muy interesante —respondió Felipe, un poco tímido.
—
Si querés, la próxima vez podés sumarte a nuestro grupo. Siempre es mejor trabajar en equipo.
—
¡Me encantaría! Gracias, Tomi.
Un par de semanas después, mientras pasaban el rato en la casa de Tomi, Felipe llegó con emoción.
—
¡Chicos, tengo una idea! ¿Qué tal si hacemos otro proyecto sobre la energía solar para la próxima feria?
—
Me parece genial, pero no sé mucho de eso —dijo Laura.
—
No te preocupes, podemos investigar juntos —respondió Felipe con una sonrisa, sintiéndose parte del grupo.
Los tres amigos pasaron horas investigando y experimentando. Felipe, que era un poco más hábil con los aparatos, mostró a Tomi y Laura cómo hacer un horno solar con cartón y papel de aluminio. El día de la feria, su proyecto se destacó y ganó el primer lugar.
—
¡Lo hicimos, chicos! ¡Ganamos! —gritó Tomi emocionado.
Juntos, corrieron a compartir la noticia con sus familias, sintiéndose orgullosos de haber trabajado como equipo.
Después de la feria, Tomi notó que Felipe estaba un poco triste.
—
¿Qué pasa, Felipe?
—
Es que el próximo sábado tengo que mudarme a otra ciudad. ¡Me voy de Los Arroyos!
Tomi y Laura se miraron con preocupación.
—
Pero ¡teníamos muchos planes! —dijo Laura.
—
Lo sé, me duele irme. Pero en mi nueva escuela, puedo contarles a todos sobre los proyectos increíbles que hicimos juntos.
—
Y siempre estarás en nuestro corazón. Swann cerremos algo por el futuro. ¿Qué te parece hacer un video para que tengamos recuerdos? —sugirió Tomi, emocionado.
La idea era perfecta. Se reunieron en casa de Tomi y, con la ayuda de su computadora, grabaron un pequeño video donde contaban acerca de las ferias científicas y sus proyectos, recordando las risas y momentos compartidos.
El día de la despedida fue emocional.
—
No es un adiós, es un hasta pronto. Siempre serás parte del grupo —prometió Laura.
—
Gracias, amigos. Nunca olvidaré todo lo que aprendí con ustedes —dijo Felipe, antes de embarcarse en su nueva aventura.
Con el tiempo, Tomi y Laura mantuvieron el contacto con Felipe, y juntos continuaron creando proyectos a distancia. Aprendieron que la amistad puede trascender cualquier distancia y que trabajar en equipo da resultados increíbles.
Así, Tomi, Laura y Felipe se convirtieron en inseparables amigos, siempre listos para aprender, investigar y seguir aventurándose en el maravilloso mundo del conocimiento.
Y así, el ciclo de la amistad continuó, tan fuerte como el ciclo del agua, siempre buscando fluir y crecer.
Fin.
FIN.