El Gran Acuerdo del Bosque



En lo profundo de un bosque de árboles altos y frondosos, vivían una variedad de animales. Un día, una ardilla llamada Lila se dio cuenta de que todos estaban cada vez más preocupados por la falta de frutas y nueces.

"¡Oh no! ¡Las nueces están desapareciendo!" - exclamó Lila mientras saltaba de rama en rama.

Lila decidió convocar una reunión para discutir el problema. Cuantos más animales se enteraban, más interesados se mostraban. Convocó a los animales más sabios: el búho, la tortuga y el ciervo. Finalmente, también invitó a los más pequeños como el conejo y el ratón.

Cuando todos se reunieron, el búho alzó su voz.

"Queridos amigos, estamos en un problema. Este bosque ha sido nuestra casa durante mucho tiempo, y debemos encontrar una solución juntos. Solos no podremos hacerlo. ¿Qué ideas tienen?"

El conejo, intentando ser valiente, dijo:

"Podemos buscar frutas en otros bosques y traerlas aquí."

"Pero, eso nunca durará. Si no cuidamos nuestro hogar, pronto no habrá nada para buscar," - agregó la tortuga, moviendo su cabeza de lado a lado.

Entonces, Lila tuvo una idea brillante.

"¿Qué tal si hacemos un acuerdo? Nos dividimos las tareas. Algunos de nosotros podemos buscar frutos y otros pueden cuidar los árboles y plantas. Juntos, seremos más fuertes y podremos lograrlo."

Los otros animales empezaron a murmurar. El ciervo asintió.

"Eso suena bien. Pero necesitamos un líder para guiarnos. ¿Quién se ofrecerá?"

Los animales miraron hacia Lila, ya que había sido ella quien propuso la idea. La ardilla, aunque un poco tímida, aceptó con entusiasmo.

"¡Yo puedo ayudar! Pero necesito que todos colaboren, ¿deal?"

"¡Sí!" - respondieron los animales al unísono.

Y así, el Gran Acuerdo del Bosque quedó sellado. Lila se encargó de organizar grupos: uno que buscaría comida, otro que cuidaría de las plantas y uno más que ayudaría a los más pequeños a encontrar sus refugios.

Los días pasaron, y todos trabajaban juntos. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que había rivalidades. La ardilla era rápida, pero otras especies estaban celosas de su velocidad.

"¡No seas tan rápida, Lila! No dejas que los demás recojan también!" - gritó una paloma.

Lila, triste, fue al búho en busca de consejo.

"¿Qué debo hacer, sabio búho? No quiero conflictos entre nosotros."

El búho pensó un momento y respondió.

"Tienes que recordarle a todos que somos un equipo. Tal vez, hacer un día especial donde todos trabajen juntos para reunir las nueces y frutas. Así colaborarán y compartirán en lugar de competir."

Con esa idea en mente, Lila organizó el día especial. Todos los animales estaban emocionados. Los pájaros ofrecieron su ayuda volando alto y buscando lugares con frutas, mientras que los más pequeños ayudaban a recoger en el suelo.

El día llegó, y todos estaban ansiosos.

"¡Vamos a recolectar juntos!" - dijo Lila con una gran sonrisa.

Pasaron horas de risas y trabajo en equipo. Al final del día, habían recolectado más frutas y nueces de lo que jamás habían imaginado. Todos estaban felices y, sobre todo, se dieron cuenta de que trabajar juntos era mucho más divertido.

"Deberíamos hacer esto todos los meses, ¡es más entretenido!" - sugirió el conejo.

Lila sonrió al ver a todos tan contentos.

"Sí, y hasta podríamos hacer un gran banquete con todo lo que recolectamos."

Así fue como el Gran Acuerdo del Bosque no solo solucionó el problema de la comida, sino que también unió a los animales de una manera inesperada. Se convirtieron en amigos, aprendieron a valorar el trabajo en equipo y a respetar el espacio de cada uno.

Desde ese día, cada mes, todos los animales del bosque se reunían para hacer su día de cosecha. Y nunca olvidaron que juntos eran más fuertes.

Y así, el bosque recuperó su alegría y abundancia, gracias a un pequeño acuerdo que cambió el destino de todos sus habitantes.

FIN.

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