El Gran Almuerzo de Oso, Boddy y Come Mucho



Era un día soleado en la escuela primaria del barrio. Oso, un simpático osito de peluche, estaba ansioso por llegar a la hora del almuerzo. Su mejor amigo, Boddy, un avispado perrito, siempre tenía muchas ideas divertidas. Y no podía faltar Come Mucho, el pez que había aprendido a vivir fuera de su pecera gracias a su amigo especial, Amigo Pepe.

"¡Vamo' a comer, amigos!" - exclamó Oso, llenando su mochila con sándwiches.

"¡Sí! Tengo unas galletitas que son riquísimas!" - añadió Boddy, moviendo la cola emocionado.

"Y yo traje un montón de frutas frescas! Eso nos llenará de energía para seguir jugando después" - respondió Come Mucho desde su pequeño acuario portátil.

Los tres se sentaron en el patio de la escuela bajo la sombra de un árbol grande. Comenzaron a sacar sus comidas, compartiendo risas y anécdotas de sus días en la escuela.

De repente, un grupo de chicos se acercó, mirando con ojos curiosos.

"¿Qué están haciendo ustedes?" - preguntó Tomi, un niño del colegio.

"Estamos preparando un almuerzo delicioso!" - dijo Boddy, con entusiasmo. "¡Vengan a compartir!"

Los otros niños, intrigados, se unieron al grupo. Oso, siempre amable, les ofreció un sándwich, mientras Come Mucho nadaba para acercarse a los más pequeños.

"¡Esto está buenísimo!" - dijo una niña llamada Lila. "Nunca había probado un sándwich con tanto gusto."

"¿Puedo llevar algo para mi casa?" - preguntó Tomi, con una sonrisa incipiente.

"¡Claro! Lo que sobra lo podemos compartir" - respondió Oso, sintiéndose orgulloso de ser generoso.

Al ver el ambiente de alegría y buena onda, Come Mucho decidió hacer una acrobacia. Nadó velozmente en su pecera, salpicando agua a todos los que estaban cerca.

"¡Mira, mirame!" - gritó Come Mucho. "Soy un pez aerodinámico!"

Todos se reían mientras el pequeño pez hacía sus movimientos.

Pero de repente, un ave pasó volando y le robó una galletita a Boddy.

"¡Ay no!" - exclamó el perrito, mirando cómo el ave se llevaba su merienda.

"No te preocupes, Boddy. Podemos pensar en una manera de recuperar esas galletitas", dijo Oso, decidido.

"¡Ya sé!" - propuso Amigo Pepe, que había estado observando todo. "Hagamos un plan. Podríamos hacer ruido para asustar al ave y que suelte la galletita."

Los amigos asintieron, listos para poner su plan en acción. Oso comenzó a hacer ruido, mientras Boddy ladraba y Come Mucho hacía salpicar agua. Pero el ave, lejos de asustarse, se puso más curiosa y empezó a buscar más comida.

"Parece que no funcionó... ¿y ahora qué hacemos?" - se lamentó Boddy.

"¡Ya sé!" - dijo Oso, su pensamiento brillando. "En vez de intentar asustarla, podríamos ofrecerle compartir nuestra comida si regresa con la galletita".

Los tres se miraron y decidieron intentar la nueva idea. Oso, Boddy y Come Mucho juntaron lo que les quedaba y lo colocaron en su manta. Luego, llamaron al ave de nuevo.

"¡Vení, amiga ave!" - gritó Oso con su voz más amigable.

El ave se acercó, intrigada por ese nuevo trato. Cuando se acercó, se dio cuenta de que había más cosas ricas en la manta. Al ver eso, dejó caer la galletita de Boddy, que fue a parar justo delante de él.

"¡Lo logramos!" - gritaron los tres juntos. "A veces, compartir es mejor que pelear!" - se rieron, contentos de haber solucionado la situación.

Así, el almuerzo continuó entre risas y juegos, mientras la ave se unió a la fiesta. La hora del almuerzo se transformó en un gran evento de amistad y alegría.

En ese momento, Oso, Boddy, Come Mucho, Amigo Pepe y todos los chicos aprendieron que compartir no solo les da más, también trae más alegría y nuevos amigos.

Desde ese día, el sabor del almuerzo en la escuela cambió por completo. Ahora siempre existía un lugar en la mesa para nuevos amigos, y cada día, Oso, Boddy, Come Mucho y Amigo Pepe aseguraban que todos tuvieran algo rico para disfrutar. Y así, llenos de felicidad y de buen espíritu, vivieron aventuras inolvidables en su querida escuela.

FIN.

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