El Gran Amigo Computador



Había una vez un niño llamado Enrique que vivía en un pequeño barrio de Buenos Aires. Desde que pudo recordar, había tenido un gran miedo al computador de su casa. La pantalla brillante y los ruiditos extraños lo hacían sentir incómodo y asustado. Sus amigos le hablaban de lo divertido que era jugar y aprender con la computadora, pero a él todo le parecía un misterio aterrador.

Un día, mientras estaba en su casa, escuchó un rumor en el aire. La computadora parecía llamarlo. Con un poco de temor, se acercó y, con un tremblor en su mano, encendió la máquina. La pantalla se iluminó y, para su sorpresa, apareció una carita sonriente en la pantalla.

"Hola, Enrique! Soy Compy, tu computadora!" - dijo la carita amistosa.

"¿Tú hablas?" - exclamó Enrique, abriendo los ojos como platos.

"Sí, claro! Estoy aquí para ayudarte y enseñarte cosas increíbles. ¿Por qué no me das una oportunidad?" - animó Compy.

Con un nudo en el estómago, Enrique decidió intentarlo.

"Está bien… pero no prometas que no me asustarás."

Sin querer, Compy soltó una risa suave.

"Prometido, solo quiero ser tu amigo. Vamos a jugar y aprender juntos."

Así, un nuevo capítulo comenzó en la vida de Enrique. Pasaban horas jugando con juegos educativos, aprendiendo a dibujar en programas de arte y resolviendo acertijos matemáticos. Cada día descubría algo nuevo, y su miedo comenzó a desvanecerse.

Un día, Compy le propuso un desafío.

"Enrique, ¿te gustaría hacer tu propio videojuego?"

"¡¿Yo? ! No sé cómo..." - respondió Enrique dudoso.

"No te preocupes, yo te enseñaré. Primero, dibujaremos los personajes y luego programaremos las acciones. Juntos lo haremos realidad."

Enrique, emocionado y un poco nervioso, aceptó la propuesta. Pasaron semanas trabajando juntos, y finalmente, ¡lograron crear un juego divertido donde un héroe debía salvar a su barrio de monstruos traviesos! Enrique estaba tan emocionado que decidió mostrarle a sus amigos y a su maestra.

"¡Miren lo que hice!" - gritó Enrique en el recreo.

Sus amigos lo miraron con asombro, y pronto todos querían jugar. La maestra también se emocionó y dijo:

"Enrique, esto es increíble. Deberías considerarlo como una opción para tu futuro. Podrías ser profesor de informática y enseñar a otros niños como tú lo hiciste."

Al escuchar eso, el corazón de Enrique latía con fuerza.

"¿Yo, profesor? Pero yo era el que tenía miedo..." - respondió pensativo.

Compy, que siempre estaba allí, le dijo:

"Lo puedes lograr, Enrique. Todo el mundo empieza en algún lugar, y tú has hecho grandes progresos. Solo sigue aprendiendo y ayudando a otros como yo te ayudé a ti."

A medida que pasaron los años, Enrique se convirtió en el mejor estudiante de su clase y, eventualmente, en un profesor de informática. Siempre recordaba las palabras de Compy y se aseguraba de hacer que sus clases fueran divertidas y accesibles para todos sus alumnos.

"Recuerden, chicos. No tengan miedo a aprender cosas nuevas. Yo también tenía miedo al principio, pero gracias a mi amigo Compy, logré convertirme en lo que soy hoy. ¡La tecnología puede ser su aliada!"

Y así, Enrique y Compy, el gran amigo computador, continuaron siendo maestros y aprendices, compartiendo su entusiasmo por la tecnología y ayudando a otros a superar sus miedos, convirtiendo la curiosidad en conocimiento y la amistad en aprendizaje.

Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!