El Gran Amistad de Max y Lili



Había una vez en un vecindario tranquilo, un perro llamado Max. Max era un perro muy malcriado, siempre saltando sobre los muebles, ladrando sin parar y nunca obedecía a su dueño, un niño llamado Tomi. Un día, Tomi recibió un regalo inesperado: un pequeño gato llamado Lili. Desde el primer momento, Max miró a Lili con desconfianza.

"¿Quién es esta intrusa? ," gruñó Max, haciéndole saber a Lili que no estaba contento con su llegada.

Lili, con su suave pelaje gris y grandes ojos curiosos, no se dejó amedrentar.

"Hola, soy Lili, y vengo a vivir aquí. Tal vez podamos ser amigos," dijo ella con una sonrisa.

"¡Amigos? ! No necesito amigos, solo necesito que te vayas," ladró Max, moviendo su cola de manera desafiante.

Los días pasaron, y Max seguía haciendo travesuras mientras Lili intentaba adaptarse a su nuevo hogar. Mientras Tomi le enseñaba a Lili a usar su arenero, Max hacía lo posible por interrumpir.

"¡Mirá esto!" decía Max mientras se subía a la mesa, derribando todo.

"Max, ¡por favor!" gritaba Tomi, mientras trataba de recoger los restos del desastre.

A pesar de las malas acciones de Max, Lili era paciente y nunca le guardó rencor. Con su manera amable, se acercaba a Max cada vez que podía.

"Max, ¿sabés que la vida es mucho más divertida si tenemos amigos?" le decía Lili.

"¡Bah! No necesito a nadie," respondía Max, pero en el fondo, sentía que estaba solo.

Un día, mientras jugaban en el patio, Max decidió mostrarle a Lili lo valiente que era. Se acercó a un gran árbol y, al ver a un pequeño pájaro volando por allí, empezó a ladrar para asustarlo.

"¡Mirá, Lili! ¡Soy el perro más valiente de todos!" dijo Max, mientras saltaba hacia el árbol.

Lili lo miró con preocupación y le respondió:

"¡Max! ¡No asustes al pobre pájaro! Los animales también tienen sentimientos."

Max se detuvo y, por un momento, pensó en lo que decía Lili. Sin embargo, su sentido de competencia lo llevó a escalar el árbol para impresionar a Lili.

"¡Mirá lo alto que llego, Lili!" ladró mientras se trepaba. Pero en ese momento, se dio cuenta que no podía bajar.

Lili se alarmó y corrió a la base del árbol.

"¡Max! ¡Volvé! Es peligroso!"

La situación se volvió tensa y Max, asustado, comenzó a ladrar de una manera desesperada.

"¡Lili! ¡Ayuda! No sé cómo bajar!"

Lili pensó rápido y le gritó:

"¡Calmate, Max! Haz lo que yo te diga. Baja poco a poco, como yo lo haría."

Max, siguiendo sus instrucciones, se acobardó un poco, y tras varios intentos, logró bajar con cuidado, finalmente encontrando sus patas sobre la tierra nuevamente.

"¡Gracias, Lili! No sé qué haría sin vos. Nunca pensé que me podría quedar atrapado así," dijo Max, dándose cuenta de lo poco cuidadoso que había sido.

"Siempre es bueno pensar antes de actuar, Max. Y es momento de aprender a ser un mejor amigo," respondió Lili con una sonrisa.

Desde ese día, Max se esforzó por ser un mejor compañero para Lili. Comenzó a escuchar a Tomi y a ayudar a cuidar la casa en lugar de hacer travesuras. En lugar de aterrarse al ver un pájaro, aprendió a jugar sin asustar a los otros animales.

Lili, por su parte, disfrutaba del nuevo Max. Juntos exploraban el jardín, corrían y hasta hacían travesuras, pero ahora compartían la alegría de ser amigos.

"Max, ¡la vida es mucho mejor con amigos!" dijo Lili.

"¡Tenés razón, Lili! Nunca pensé que un gato me mostraría lo que significa ser un buen amigo," respondió Max.

Así, Max y Lili aprendieron a respetarse y colaborarse mutuamente, mostrando a Tomi que la verdadera amistad puede crecer en los lugares más inesperados. Y todos vivieron felices, aprendiendo el uno del otro, en armonía en su hogar.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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