El Gran Amor de Gabe y Tia Tati



Era una brillante mañana en Estados Unidos. Gabe, un niño rubio de ojos cafés, estaba emocionado. Hoy era el día en que Tia Tati, la amiga pelirroja que vivía en Costa Rica, lo iba a visitar. Aunque a veces Tia Tati venía a Estados Unidos, otras veces era Gabe quien viajaba a su colorido país. Pero siempre encontraban tiempo para hablar por video llamadas si la distancia se hacía un poco difícil.

Gabe miró por la ventana y vio un coche acercarse. "¡Mamá, creo que es Tia Tati!"- gritó, saliendo corriendo hacia la puerta.

Al abrir, se encontró con una Tia Tati radiante, con sus cabellos como llamas en el sol. "¡Gabe, estoy tan feliz de verte!"- exclamó mientras lo abrazaba.

Los dos amigos tenían planes para el día. Querían ir al parque, jugar y disfrutar del tiempo juntos. "¿Sabías que allá en Costa Rica hay unos árboles enormes donde viven muchas criaturas?"- dijo Tia Tati, emocionada.

"¡No! Pero me encantaría conocerlos algún día"-, respondió Gabe.

"Podemos hacer un trato. Yo te llevo allá, y tú me muestras todos tus lugares favoritos aquí"-, sugirió Tia Tati.

Ambos niñas sonrieron, sabiendo que podían contar con los viajes y las videollamadas para mantenerse unidos. Se pasaron la tarde explorando el parque, y mientras jugaban, Gabe tuvo una idea brillante. "Tia Tati, ¿y si hacemos un libro con nuestras aventuras?"- propuso.

"¡Eso sería fantástico! Podríamos dibujar cada lugar que visitamos, y ponerles nombres divertidos"-, respondió Tia Tati, emocionada por la idea.

Cada vez que Gabe viajaba, su libro se llenaba de dibujos y cuentos sobre sus viajes. En una de las videollamadas, mientras dibujaban, Gabe dijo: "Siempre estaré contigo, aun si estamos lejos. Nuestro libro será como un puente entre nosotros"-. Tia Tati sonrió y dijo: "Y un día lo mostraremos a nuestros amigos para que vean que la distancia no importa cuando hay amor"-.

Un día, mientras dibujaban un volcán, Tia Tati se puso seria. "Gabe, a veces me siento triste porque estamos lejos. Extraño nuestras aventuras"-, confesó.

Gabe le respondió con ternura: "¡Pero Tia Tati! Cada vez que nos extrañemos, podemos mirar nuestro libro. Y recuerda, ¡somos amigos para siempre!"-

Esa conversación ayudó a Tia Tati a sentir mejor. Comprendió que a pesar de las distancias, el amor de su amistad siempre sería más fuerte.

Los meses pasaron, y Gabe tuvo la oportunidad de conocer Costa Rica. Cuando llegó, no podía creer lo frondoso y colorido que era todo. "¡Es hermoso! Nunca había visto algo así"-, exclamó mientras admiraba un árbol gigante.

"¡Y aún no has visto la selva! Ahí viven muchos animales"-, le respondió Tia Tati.

Ambos exploraron juntos. Era un mundo lleno de mariposas brillantes y ríos caudalosos. Un día, se encontraban a orillas de un río, y Gabe le dijo: "Gracias por mostrarme tu mundo. Este es nuestro mejor viaje"-.

"Y tu venida fue un regalo para mí"-, dijo Tia Tati con una sonrisa que iluminaba su rostro.

Cuando llegó el momento de que Gabe regresara a casa, ambos se sintieron tristes. "Prometamos nunca dejar de explorar, aunque estemos lejos"- propuso Tia Tati.

"¡Lo prometo!"- respondió Gabe. "Siempre haremos nuevas aventuras, ya sea aquí o allá en video llamadas"-.

Y así fue como Gabe y Tia Tati, a pesar de la distancia, construyeron un fuerte lazo lleno de amor y aventuras. Su libro siguió creciendo, llenándose de recuerdos, risas y una promesa de seguir juntos por siempre. Y al mirar las páginas de su viaje, aprendieron que aunque a veces la distancia los separara, su amistad siempre sería un puente hacia nuevas experiencias y sueños compartidos, haciendo que el amor y la amistad sean los mejores ingredientes para la felicidad.

FIN.

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