El Gran Aniversario de la Escuela Manuel Espinosa Batista



Era una hermosa mañana de septiembre y los alumnos de la escuela Manuel Espinosa Batista se preparaban para una de las fiestas más importantes del año: el 64° aniversario de su querida escuela. Desde que fue fundada el 12 de septiembre de 1960, la escuela había sido un lugar especial donde muchos chicos y chicas habían aprendido, reído y hecho amigos. Este año, estaban decididos a hacer una celebración inolvidable.

El sol brillaba y los colores vivos de los uniformes de la escuela, que combinaban el azul brillante y el amarillo alegre, destacaban mientras los niños corrían por el patio.

"¡Hola, Lucas! ¿Estás listo para la fiesta?" - preguntó Sofía mientras ajustaba su moño amarillo.

"¡Más que listo! Le dije a mi mamá que me hiciera una torta gigante para el evento. ¡Espero que me ayuden a decorarla!" - exclamó Lucas, entusiasmado.

"Yo tengo una idea, hagamos una bandera enorme con todos los dibujos que nos representen a nosotros y a nuestra escuela. Así podremos posar con ella en la foto del aniversario" - sugirió Valentina, mientras miraba el árbol donde solían jugar.

Los amigos se pusieron a trabajar. Dividieron tareas: mientras Lucas se encargaba de hablar con su mamá sobre la torta, Sofía y Valentina comenzaron a recolectar cartulinas de colores para hacer la bandera.

Al día siguiente, mientras estaban en el aula de arte, entró la directora, la señora Martínez, con una sonrisa.

"Buenos días, chicos. Quiero saber qué sorpresas están planeando para el aniversario. Este año es muy especial, ya que cumplimos 64 años" - dijo.

"Queremos hacer una gran bandera con dibujos que representan a nuestra escuela, y trajimos la idea de la torta gigante de Lucas" - explicó Sofía, llena de emoción.

"¡Qué idea tan genial! Pero, ¿han pensado en cómo van a hacer que todo el mundo sienta la emoción del aniversario?" - sugirió la directora.

Los niños miraron entre ellos, tenían tantas ideas, pero no sabían por dónde empezar. Entonces, Valentina, siempre la más creativa, tuvo una revelación.

"¿Y si hacemos un desfile en el patio? Con todos los alumnos mostrando la bandera, la torta y, por supuesto, nuestras coreografías. Será una fiesta de colores y alegría. ¡Como nuestro uniforme!" - gritó emocionada.

Los ojos de todos se iluminaron al escuchar esa idea. La señora Martínez sonrió al ver el entusiasmo en sus rostros.

"Me encanta la idea. Pero, por supuesto, necesitarán ensayar y coordinarse bien. ¿Quién va a dirigir las coreografías?" - preguntó la directora mientras guiñaba el ojo a Lucas, quien siempre amaba bailar.

"¡Yo!" - se ofreció Lucas, sin dudar en su elección. Todos aplaudieron y comenzaron a ensayar. Las semanas pasaron volando, y la emoción matutina del día del aniversario llegó finalmente. El patio quedó adornado con globos y cintas de colores, y los alumnos llevaban sus mejores sonrisas y, por supuesto, sus uniformes llamativos.

La fiesta comenzó con el desfile, todos marchando con la bandera enorme que habían creado. Al llegar al escenario, Lucas levantó la mano para llamar la atención.

"¡Bienvenidos a todos! Hoy celebramos 64 años de amistad, aprendizaje y diversión en nuestra escuela. Vamos a alegrar este día con una hermosa coreografía" - anunció.

Bailaron, cantaron y rieron. Y cuando llegó el momento de la torta, todos se reunieron para hacer un gran, ¡muy grande! corte. La cantidad de velitas brillando era tan impresionante como la alegría en sus rostros. Cuando soplaron las velas, Lucas pidió un deseo:

"Ojalá podamos seguir creando recuerdos juntos, siempre unidos como hoy".

Al final del día, mientras el sol se ponía en el horizonte, los chicos se sentaron en el césped con sus uniformes coloridos.

"Hoy aprendí que no solo celebramos un año más, sino que también recordamos el valor de la amistad y la unión" - reflexionó Sofía.

"Así es. ¡Vamos a hacer de cada año una gran celebración!" - agregó Valentina con una sonrisa.

Todos estuvieron de acuerdo. Y así, en el 64° aniversario de la escuela Manuel Espinosa Batista, no solo celebraron el pasado, sino que también sembraron las bases para un glorioso futuro lleno de risas, aprendizaje y, sobre todo, un gran sentido de comunidad.

FIN.

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