El gran aniversario del colegio



Era un día soleado en el barrio de Villa Esperanza. Todos los alumnos de la Escuela Primaria San José estaban emocionados porque se acercaba el aniversario número diez de su querido colegio. El día de la celebración estaba lleno de sorpresas, actividades y, sobre todo, una gran lección sobre la importancia de la amistad y la colaboración.

La directora, la señora Marta, llamó a todos al patio para dar el comienzo a las festividades. "¡Bienvenidos, chicos! Hoy celebramos una década de aprendizaje y convivencia. Quiero que cada uno sepa que este colegio es una gran familia y estamos aquí para hacer algo muy especial juntos."

Los alumnos aplaudieron y se miraron entre ellos, llenos de expectativa. Lucía, que era la más entusiasta de la clase, levantó la mano y preguntó: "¿Qué vamos a hacer, seño?"

"¡Habrán juegos de equipo, una obra de teatro y hasta una exposición de arte! Pero primero, vamos a necesitar que todos colaboren. Quiero que se dividan en grupos y decoren el patio. ¡Vamos a llenarlo de color!"

Los chicos comenzaron a correr por el patio, llenos de energía. Se formaron grupos y cada uno eligió un lugar para decorar. Lucía y su amiga Sofía se encargaron de la parte más cercana a la entrada. "¡Vamos a hacer unas pancartas muy creativas!" -dijo Lucía.

"Sí, y podemos hacer dibujos de lo que más nos gusta del colegio" -respondió Sofía.

Mientras tanto, en otro rincón del patio, Tomás y Joaquín comenzaron a pelear sobre cómo debería ser la decoración en su zona.

"¡No! ¡Quiero que sea azul!" -gritó Tomás.

"¿Por qué siempre tiene que ser azul? A mí me parece que el amarillo es mucho más alegre" -replicó Joaquín, enojado.

La señora Marta se acercó a ellos. "Chicos, ¿qué está pasando aquí?"

Tomás y Joaquín, un poco avergonzados, explicaron su disputa. La señora Marta sonrió y dijo: "¿Y si combinan ambos colores? Pueden hacer algo sorprendente que represente la unión de sus ideas."

Los chicos se miraron y, aunque al principio dudaron, finalmente llegaron a un acuerdo: "¡Haremos un arcoiris!"

Mientras la decoración avanzaba, se escuchaban risas y gritos de alegría. Cada grupo había creado algo especial y llamativo. Hamacas, globos, guirnaldas, y muchas pancartas llenaron el patio. Todo estaba listo para la llegada de los padres y la comunidad.

Finalmente, se levantó el telón y dio comienzo el espectáculo. Los alumnos se turnaron para presentar sus obras. Lucía y Sofía representaron una historia sobre la amistad y cuánto significaba compartir momentos juntos. Al finalizar, la señora Marta subió al escenario y, emocionada, dijo: "Hoy hemos demostrado que con trabajo en equipo y respeto, podemos lograr grandes cosas. Este aniversario es un reflejo de la unión de nuestro colegio. Vamos a continuar trabajando juntos como una gran familia."

Al finalizar la celebración, se anunció que se haría un mural gigante que quedaría en el patio del colegio. "Cada uno de ustedes podrá dejar su huella, su dibujo o su firma como recordatorio de este gran día" -dijo la señora Marta.

Los niños comenzaron a correr hacia el mural, unos traían pinceles, otros más pintura y algunos solo querían firmar. Avisados por Marta, todos aportaron su granito de arena.

Cuando el mural estuvo terminado, todos se admiraron. Era un hermoso arco iris lleno de dibujos y mensajes de amor, amistad y unidad. "¡Este es el mejor aniversario del mundo!" exclamó Lucía.

"Sí, ¡y lo hicimos todos juntos!" agregó Sofía, abrazando a sus amigos.

El día terminó con un gran picnic en el patio. Los padres trajeron comida y todos compartieron risas y juegos, recordando que en la diversidad está la riqueza y que la amistad siempre debe ser la prioridad.

Así celebraron el aniversario del colegio, aprendiendo que cuando se trabaja en equipo, las cosas no sólo se hacen más fáciles, sino también más lindas y significativas. Al caer el sol, el patio del San José brillaba más que nunca, lleno de recuerdos, colores y risas. La gran enseñanza de ese día fue que juntos, siempre pueden crear algo hermoso.

Y así, Villa Esperanza aprendió que, de a poco, se pueden construir puentes con cada gesto de amistad y colaboración, dejando una huella en el corazón de cada uno.

Desde entonces, el aniversario del colegio se convirtió en una tradición donde no solo celebraban un año más, sino el poder de la unión y la alegría colectiva.

FIN.

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