El Gran Árbol y el Niño Curioso


Había una vez un gran árbol en medio de un frondoso bosque, que observaba con cariño a los seres humanos que pasaban a su alrededor.

Un día, un niño llamado Mateo, muy curioso e inquieto, se adentró en el bosque y se encontró con el majestuoso árbol. -¡Hola, árbol gigante! ¿Cómo te llamas? -preguntó Mateo con entusiasmo. El árbol, sorprendido de que alguien pudiera escucharlo, respondió con voz suave: -Mi nombre es Ezequiel y llevo muchos años cuidando este bosque.

-¿En serio puedes hablar? -exclamó Mateo, asombrado. Desde ese día, Mateo visitaba a Ezequiel y le contaba sobre la vida de los humanos, mientras Ezequiel le enseñaba sobre la importancia de cuidar la naturaleza.

Un día, Mateo descubrió que estaban talando árboles en el bosque para construir nuevas casas. Alarmado, corrió a contarle a Ezequiel. Juntos, idearon un plan para concientizar a los humanos sobre la importancia de preservar los árboles y la naturaleza.

Organizaron un evento en el bosque, donde invitaron a la comunidad a plantar nuevos árboles y a cuidar el medio ambiente. La gente se entusiasmó con la idea y todos juntos sembraron nuevos árboles.

Con el paso de los años, el bosque creció y se llenó de vida nuevamente. Mateo y Ezequiel se convirtieron en grandes amigos, y el niño aprendió la valiosa lección de cuidar y respetar la naturaleza.

Desde entonces, el bosque y sus habitantes vivieron en armonía, agradecidos por el amor y la protección que recibían de los humanos.

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