El Gran Árbol y el Niño del Jardín



Había una vez, en un pequeño rincón del mundo, un hermoso árbol de manzanas llamado Manzán. Manzán era un árbol muy especial, ya que no solo daba deliciosas manzanas cada primavera, sino que también podía hablar. Insólito, ¿verdad? Pero lo más raro era que Manzán tenía un gran amigo: un niño llamado Tomás.

Tomás era un niño curioso y lleno de energía que pasaba casi todo su tiempo libre jugando en el jardín donde crecía Manzán. Un día, mientras gustaba de las manzanas bajo la sombra del árbol, escuchó la voz de Manzán.

"¡Hola, Tomás!" - dijo el árbol con una voz suave y cálida.

"¡Hola, Manzán! ¿Cómo estás hoy?" - respondió Tomás, sorprendido.

"Estoy muy bien, pero tengo una preocupación. He notado que cada vez hay menos pájaros en mi rama, y eso me entristece mucho. Los pájaros son mis amigos, y me encanta escucharlos cantar."

"¿Y por qué crees que no vienen?" - preguntó Tomás, frunciendo el ceño.

"Creo que el Planeta Tierra está un poco triste. La gente se olvida de cuidar la naturaleza, y eso hace que los pájaros busquen hogares en otros lugares."

Tomás pensó por un momento, totalmente conmovido por la preocupación de su amigo.

"¡Pero eso no puede ser! Vamos a hacer algo para ayudar al Planeta Tierra y a vos. Necesitamos que los pájaros regresen. ¿Qué te parece si empezamos un proyecto en el barrio?"

"¡Genial! Pero no sé cómo empezar, Tomás."

De repente, a Tomás se le ocurrió una idea brillante.

"Podemos organizar una 'Fiesta del Árbol' donde invite a todos mis amigos. Haremos actividades, plantaremos más árboles y haremos carteles sobre la importancia de cuidar nuestro planeta. ¡Así podremos atraer a más pájaros!"

Manzán se iluminó de emoción.

"¡Eso sería maravilloso! Puedo ayudar a los niños a aprender sobre los árboles y la naturaleza. Juntos podremos hacer una gran diferencia."

Así fue como Tomás, con la ayuda de Manzán, comenzó a planear la 'Fiesta del Árbol'. Invitó a todos sus amigos y prepararon pompones de colores, pancartas con dibujos de árboles y hasta manualidades con elementos de la naturaleza.

El día de la fiesta, el jardín se llenó de risas y alegría.

"¡Miren, chicos! Aquí está Manzán, y nos va a contar todo sobre los árboles y los pájaros" - anunció Tomás a sus amigos, que se sentaron en círculo alrededor del árbol.

"Hola, niños! Es un placer verlos aquí. Hoy aprenderemos por qué los árboles son importantes para el Planeta Tierra, y cómo pueden ayudar a cuidar nuestro hogar" - dijo Manzán con entusiasmo.

Los niños escucharon atentamente, aprendiendo sobre la fotosíntesis, el agua, y cómo los árboles dan sombra y alimento a tantos animales. Después, juntos plantaron nuevas semillas y jugaron juegos que tenían que ver con la naturaleza.

Con cada actividad, la sonrisa de Manzán crecía, al igual que su esperanza de ver de nuevo a los pájaros. Sin embargo, mientras la fiesta estaba en su apogeo, se dieron cuenta de que nadie parecía notar que el cielo comenzaba a nublarse.

"¿Por qué se pone tan oscuro?" - preguntó uno de los niños.

"Quizás la lluvia venga a refrescarnos, ¡que alegría!" - comentó Tomás, tratando de no preocuparse. Pero, de repente, comenzó a llover torrencialmente.

Todos corrieron a buscar refugio debajo de las ramas de Manzán, riendo y charlando mientras esperaban que parara. Pero la lluvia no cesaba. En un momento, Tomás miró al cielo.

"A veces, llueve para limpiar un poco, ¿no?" - dijo, mientras se llenaba de entusiasmo por el juego que podrían hacer después.

Para su sorpresa, en cuanto la lluvia comenzó a aquietarse, un destello de luz apareció. Un grupo de pájaros voló por el cielo, cantando y celebrando la frescura.

"¡Miren! Son los pájaros!" - gritó Tomás emocionado.

"¡Lo logramos!" - exclamó Manzán. "Nuestro esfuerzo ha llamado su atención. Esto es sólo el comienzo."

Desde ese día, Tomás y sus amigos se comprometieron a cuidar mejor de su entorno. Hicieron limpieza en el parque, plantaron más árboles, y cada vez que alguien visitaba su barrio, los niños compartían lo que aprendieron en la Fiesta del Árbol.

Mientras tanto, Manzán se convirtió en un lugar apreciado por todos los pájaros, quienes regresaron a anidar en sus ramas, llenando el aire de música y alegría. Y así, un niño y un árbol juntos, ayudaron al Planeta Tierra a sonreír de nuevo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!