El Gran Aventura de Emanuel y Diana en la Escuela
Emanuel era un niño muy curioso y divertido que estaba por vivir su primer día en el colegio. Desde la ventana de su casa, miraba cómo sus nuevos amigos llegaban riendo y jugando. Su mamá le dijo:
"Emanuel, hoy comienza una nueva aventura. ¿Estás listo para conocer a tus compañeros?"
"¡Siiii! Estoy emocionado, mamá!" respondió Emanuel, mientras se sacudía un poco los nervios y se colocaba su mochila.
Al llegar al colegio, todo se veía diferente y un poco aterrador. Los pasillos estaban llenos de risas y niños correteando. Justo ahí, conoció a Diana, una niña con una sonrisa radiante que también estaba ansiosa por su primer día. Diana se acercó a Emanuel y le dijo:
"Hola, soy Diana. ¡Qué nervios! ¿Te gustaría que exploremos la escuela juntos?"
"¡Claro! Me encantaría, vamos a descubrir todo esto juntos!"
Los dos comenzaron a recorrer los pasillos y a hacer amigos en el camino. Diana era muy buena contando chistes, y pronto ya estaban riendo sin parar.
"¿Sabías que a un pez le gusta escuchar música?" preguntó Diana.
"¡No! ¿Por qué?"
"Porque siempre está en una buena onda, ¡ja!"
Emanuel se reía tanto que casi se le caen los libros de la mochila. Así, entre risas y juegos, se dieron cuenta de que se habían perdido y no sabían cómo volver a su aula.
"Oh, no. ¿Qué hacemos ahora?" preguntó Emanuel mirando a su alrededor.
"No te preocupes, podemos preguntar. A lo mejor encontramos un mapa o a alguien que nos ayude," sugirió Diana.
Decidieron pedirle ayuda a un grupo de niñas que jugaban cerca.
"¡Disculpen! ¿Pueden ayudarnos? Nos perdimos," dijo Emanuel con un poco de temor.
"¡Hola! Claro, nosotros también nos perdimos al principio. Solo sigan el pasillo y giren a la derecha. ¡La clase está al final!" respondiendo las niñas.
Emanuel y Diana se sintieron aliviados. Al llegar al aula, la maestra los recibió con una cálida sonrisa:
"¡Bienvenidos a todos! Aquí comenzaremos a aprender muchas cosas interesantes. ¿Listos para una actividad divertida?"
"¡Sí!" gritó Emanuel junto con los demás.
La maestra propuso un juego en el que cada niño debía presentar a su compañero.
"Yo les presento a Diana. Ella es muy divertida y le encanta contar chistes!"
"Y yo les presento a Emanuel, que tiene unas ideas increíbles para inventar juegos!"
Así comenzó una mañana llena de risas, juegos y nuevos amigos. Sin embargo, en medio de la diversión, la maestra anunció una competenecia de arte.
"Hoy tendremos un concurso de dibujos. ¿Quién se anima a participar?"
Emanuel se sintió un poco intimidado.
"No sé si soy bueno dibujando..." murmuró.
"¡Vamos, Emanuel! ¡Tú puedes! Si necesitas ayuda, yo estaré aquí." lo animó Diana.
Decidido a intentarlo, Emanuel se armó de valor y empezó a dibujar un divertido monstruo de colores, mientras Diana creaba un emocionante paisaje lleno de aventuras. Al finalizar, ambos presentaron sus obras en la clase. La maestra, sonriendo, les dijo:
"Me encanta ver la creatividad de cada uno. ¡Cada uno ha aportado algo único!"
Finalmente, la maestra premió al más creativo y a Emanuel se le coló una risa nerviosa.
"Creo que el monstruo sin piernas ganó el premio más raro..." dijo entre risitas.
"¡Eso es genial! Siempre hay un lugar para la creatividad y la diversión. ¡Y lo importante es participar!" agregó Diana.
Al final del día, Emanuel y Diana sintieron que el miedo había desaparecido y se llevaban la mejor de las experiencias, con nuevos amigos y un montón de risas en su corazón.
"No puedo esperar para volver mañana y seguir explorando. Hoy fue el mejor día de mi vida!" exclamó Emanuel.
"¡Sí! Y recordá, la escuela puede ser un gran lugar si tenemos amigos con quien compartirla," concluyó Diana mientras caminaban juntos hacia la salida.
Y así, entre risas y aventuras, comenzó una hermosa amistad llena de aprendizajes, creatividad y mucha diversión en su escuela.
FIN.