El Gran Aventura de las Paltas



Era un día soleado y las cuatro amigas, Francesca, Lucero, Mia y Martina, decidieron ir al shopping para disfrutar de una tarde divertida. Al llegar, notaron un puestito afuera de la plaza de comidas que tenía un letrero brillante que decía: '¡Paltas frescas y deliciosas!'. Las chicas se miraron emocionadas y Francesca fue la primera en hablar.

"Chicas, ¡miren las paltas! Nunca he comido una palta fresca. ¿Deberíamos probar?" - sugirió Francesca.

"¡Sí! Suena interesante y saludable!" - dijo Lucero, mientras se acercaban al puestito.

Mia, siempre un poco más cautelosa, preguntó:

"Pero, ¿qué haríamos con las paltas? ¿Solo comerlas así?"

Martina, entusiasmada, respondió:

"Podemos hacer un guacamole o simplemente comerlas con un poco de sal y limón. ¡Sería delicioso!"

Las chicas compraron cuatro paltas, y, mientras las degustaban, comenzaron a hablar del valor de comer cosas saludables.

"¿Sabían que la palta es muy buena para nuestra piel y nos da energía?" - comentó Francesca, mientras disfrutaba de su trozo.

"Sí, y también ayuda a que nuestro corazón esté sano. ¡Es como un superhéroe de la comida!" - agregó Martina, riendo al imaginarse una palta con capa.

De repente, mientras estaban en la plaza de comidas, notaron a un grupo de niños que parecían tristes porque no podían decidir qué comer. Al acercarse, Lucero tomó la iniciativa:

"Hola chicos, ¿por qué están tan tristes?"

Uno de los niños, con cara de preocupación, respondió:

"Queremos algo saludable, pero no sabemos qué. Los papás siempre dicen que es importante, pero aquí hay tantas cosas ricas..."

Mia sonrió y dijo:

"¡Nosotros también hemos elegido algo saludable! ¿Quieren probar nuestras paltas? Son riquísimas y nos hacen sentir bien."

Los niños miraron a las amigas con curiosidad.

"¿Paltas? ¿De verdad saben ricas?" - preguntó una niña.

Francesca, con entusiasmo, respondió:

"¡Por supuesto! Son cremosas y pueden ser un ingrediente espectacular para muchas cosas. Solo necesitamos un poco de limón y sal, ¡y listo!"

Los niños, emocionados por la idea de probar algo nuevo, decidieron aceptar la oferta y las chicas se sentaron con ellos para compartir lo que sabían sobre las paltas.

Martina comenzó a explicar cómo hacer guacamole.

"Es muy fácil: solo hay que machacar la palta, agregar un poquito de cebolla, tomate, un chorrito de limón y sal. ¡Listo para degustar!"

Mientras las chicas compartían la merienda, una señora que pasaba cerca, escuchó la conversación y se acercó curiosa.

"Hola, ¿todo bien? Me parece que están preparando algo rico aquí."

Lucero, sin dudar, le respondió:

"Sí, estamos enseñando a estos niños a comer saludable. ¡Paltas para todos!"

La señora sonrió y se presentó como Alejandra.

"Es maravilloso ver a los chicos aprendiendo sobre comida sana. Si necesitan ayuda, puedo mostrarles algunas recetas simples."

En ese momento, Martina, que era muy creativa, tuvo una idea.

"¡Podríamos hacer un concurso de recetas! Cada uno puede inventar su propia receta con palta y el ganador se llevará una palta gigante como premio. ¿Qué les parece?"

Todos los niños comenzaron a aplaudir y gritar emocionados, mientras Alejandra sonreía y les decía que estaba de acuerdo.

"¡Me encanta la idea! A los que se animen, también los invito a un taller de cocina saludable en el centro comunitario."

Las horas pasaron volando entre risas, pruebas de paltas y creatividad. Finalmente, al anochecer, se despidieron.

"Gracias por enseñarnos sobre las paltas y la comida sana. ¡Súper divertido!" - dijo uno de los niños, con la boca llena de guacamole.

"¡Sí! Nos encantaría volver a vernos y aprender más!" - agregó otro.

Francesca, Lucero, Mia y Martina se miraron felices.

"Nosotras también, ¡definitivamente volveremos!" - exclamaron al unísono.

Y así, con el corazón contento y con ganas de seguir explorando el mundo de las paltas, las cuatro amigas partieron de la plaza de comidas, sabiendo que habían hecho nuevos amigos y aprendido juntos sobre la comida saludable. Desde aquel día, las paltas no solo se convirtieron en su merienda favorita, sino también en un símbolo de amistad y diversión. Y todo gracias a una simple visita al shopping.

"El mundo está lleno de cosas ricas para probar, siempre tengamos curiosidad y compartamos con los demás”, pensaron mientras se alejaban con alegría.

FIN.

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