El Gran Aventura del Viajero Sucio



Había una vez en la Calle 13 con Avenida Ciudad de Cali, un caño que llevaba todo tipo de desechos: desde basuras hasta restos de comida. La gente despreocupada lanzó todo lo que ya no necesitaba y, poco a poco, el caño se convirtió en un lugar oscuro y maloliente.

Un día, mientras las personas pasaban sin mirar, un pequeño ratón llamado Rufi se asomó curioso por la orilla del caño. "¡Qué asco!", dijo Rufi al ver tanta basura. "No entiendo cómo pueden dejar todo esto aquí, ¿no se dan cuenta de que la naturaleza está sufriendo?".

Su amiga, la tortuga Lila, le contestó: "Rufi, hay que hacer algo. No podemos dejar que este caño siga así". Rufi, muy entusiasta, respondió: "¡Exacto! Pero ¿qué podemos hacer nosotros solos?".

Lila pensó por un momento y le dijo: "Podemos hablar con nuestros amigos del barrio. Si unimos nuestras fuerzas, quizás podamos limpiar este lugar".

Entusiasmados, Rufi y Lila salieron a buscar a sus amigos. Se encontraron con el loro Tito, que siempre hablaba un montón, y la ratona Mimí, que era muy ingeniosa. "¡Tito! ¡Mimí!", exclamó Lila. "Necesitamos su ayuda para limpiar el caño".

Tito, volando alto, dijo: "¡Claro! Si todos ayudamos, será más fácil. Y luego podemos convertirlo en un hermoso jardín". Mimí, emocionada, añadió: "Yo tengo una idea. ¡Podemos hacer carteles para que la gente entienda lo importante que es cuidar!".

Todos comenzaron a trabajar. Rufi fue el primero en empezar a sacar basura del caño con la ayuda de Lila, mientras Tito volaba y daba instrucciones. Mimí diseñó hermosos carteles que decían: “¡Cuidemos nuestro caño! ¡No a la basura! ¡SÍ a la naturaleza! ”.

Con el correr de los días, los animales lograron llenar varias bolsas con basura y, al mismo tiempo, algunos vecinos comenzaron a detenerse a mirar. Uno de ellos era el anciano Don Pablo, quien siempre se sentaba en la vereda a tomar mate. "¿Qué están haciendo, chicos?".

Rufi, con mucha energía, le explicó: "Estamos limpiando el caño para que no solo sea un lugar feo, sino un espacio donde todos podamos disfrutar". El anciano sonrió y dijo: "Me gusta mucho lo que están haciendo. ¡Deberían organizar un evento para que más personas se sumen!".

Con eso en mente, el grupo decidió hacer una fiesta de limpieza. Hicieron volantes e invitaron a todos a sumarse a su misión. El gran día llegó y, para su sorpresa, muchos vecinos se unieron, llevando guantes, escobas, y muchas ganas de ayudar.

El caño fue llenándose de risas y sonrisas. Cuando terminaron, todos se quedaron boquiabiertos. El caño estaba limpio y reluciente. "¡Miren lo que hemos logrado!", gritó Tito.

En vez de ser un lugar sombrío, ahora era un pequeño paraíso. Llenaron el espacio con flores, plantas y un pequeño puente que cruzaba sobre el agua. A partir de aquel día, no sólo cuidaron el caño, sino que organizaron eventos mensuales de limpieza y charlas sobre la importancia del cuidado del medio ambiente.

Así fue como el caño de la Calle 13 se convirtió en el lugar favorito de todos, y Rufi, Lila, Tito y Mimí siguieron siendo los valientes protectores de la naturaleza. Y así, juntos, descubrieron que con trabajo en equipo y un poco de esfuerzo, se pueden lograr cosas extraordinarias.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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