El Gran Baile de la Selva
En lo profundo de la selva, donde los árboles se alzan altos y las flores brillan como estrellas, cuatro grupos de animales decidieron organizar un gran baile. Era una oportunidad única para mostrar su creatividad y fortalecer la amistad entre ellos.
Los primeros en prepararse fueron los monos, que encontraron un claro perfecto para su actuación.
"¡Vamos, amigos!" - gritó Tito, el mono más travieso. "¡Tenemos que hacer un baile de acrobacias!"
"Sí, sí, pero también necesitamos música animada. ¡Yo traeré mis tambores!" - agregó Ruth, una mono muy talentosa.
Mientras los monos ensayaban, en otra parte de la selva, las coloridas aves se reunieron para colaborar en su propio baile.
"¿Qué les parece si hacemos un baile en el aire?" - sugirió Lía, la loro.
"¡Sí, volaremos en círculos!" - añadió Pablo, el tucán.
"Y yo cantaré para que todos nos sigan el ritmo" - dijo Sofía, la canaria encantadora, mientras comenzaba a trinar una melodía alegre.
Mientras tanto, los majestuosos elefantes también deseaban formar parte de la fiesta.
"Nosotros necesitamos un baile especial que muestre nuestra fuerza y elegancia," - dijo Eloy, el elefante sabio.
"Podemos formar una línea y movernos al compás, ¡será impresionante!" - propuso Nela, la elefante más joven.
Por último, los reptiles se unieron al próximo gran evento.
"¡Nosotros haremos algo que muestre nuestra astucia!" - dijo Rocco, la serpiente.
"Sí, un baile en el que nos deslice como sombras. ¡Seremos los misteriosos del baile!" - proclamó Tania, la iguana.
Con sus ideas listas y cada grupo ocupado con sus ensayos, el gran baile estaba a punto de comenzar. Todos los animales estaban emocionados y se sentían listos para brillar. Pero, de repente, un pequeño problema surgió.
Una fuerte tormenta se desató sobre la selva, arrastrando hojas y ramas por el aire.
"¡No puede ser!" - exclamó Tito. "Nuestro baile se arruinará!"
"No, hay que mantener el espíritu!" - dijo Lía. "¿No podemos bailar bajo la lluvia?"
"¡Sí!" - gritaron los elefantes. "Nosotros podemos hacer una pista de barro!"
"¡Y los reptiles podemos deslizar más rápido en la lluvia!" - añadió Rocco emocionado.
Así que, en lugar de rendirse, los animales decidieron seguir adelante. Con la lluvia cayendo, comenzaron a bailar en el barro, deslizándose y saltando.
"¡Es increíble!" - gritó Nela mientras se revolcaba en el barro. "¡Nunca había bailado de esta manera!"
"Miren, ¡somos los más felices!" - dijo Tito al ver como todos se divertían.
La lluvia no solo hizo que todos los animales bailaran juntos, sino que también creó un ambiente festivo. Los colores de las aves brillaban aún más, los movimientos de los monos hacían reír a todos, y los elefantes marcaban el ritmo con sus pesados pies. Los reptiles se deslizaban elegantemente, creando un espectáculo fascinante.
Al final de la noche, cuando la tormenta se detuvo y las estrellas comenzaron a brillar, todos los grupos se unieron en un círculo.
"Este baile fue un éxito gracias a que decidimos no rendirnos!" - dijo Tito.
"¡Sí! ¡Porque a veces las mejores aventuras vienen de los imprevistos!" - añadió Lía con una sonrisa.
"Y no solo bailamos, sino que hicimos nuevos amigos," - concluyó Eloy, mirando a todos sus compañeros.
Así, la selva celebró la amistad, el coraje y el poder de la unión. Desde ese día, el Gran Baile de la Selva se celebró cada año, no importaba el clima, porque todos aprendieron que lo más importante era estar juntos y divertirse, ¡sin importar cómo!
FIN.